Las luchas empresariales en República Dominicana, como en muchos países, no siempre se libran en los pasillos del talento ni en el terreno fértil de la innovación. Muchas veces, se gestan en lo oscuro, entre intestinos amargos y resentimientos disfrazados de cruzadas por la “legalidad” o la “moral empresarial”.
Eso es, a todas luces, lo que está ocurriendo con Farmacias GBC, un grupo que ha logrado posicionarse como líder en la venta al detalle de medicamentos en todo el territorio nacional, con un modelo agresivo de expansión y una promesa clara: 20% de descuento en todos los medicamentos. Para una familia con tratamientos crónicos, ese 20% puede ser la diferencia entre continuar el tratamiento o abandonarlo. Lo sé porque yo misma he hecho uso de ese beneficio. Lo saben miles de dominicanos que mes tras mes estiran el peso para sobrevivir.

Pero hay a quienes el éxito de los otros les parece sospechoso. Sobre todo si el éxito no viene con apellidos tradicionales ni con apadrinamiento político. Entonces comienzan los rumores, las campañas de desinformación, las “supuestas investigaciones” y las insinuaciones disfrazadas de preocupación ciudadana.
Esta ola de ataques que hoy se lanza contra GBC no parece tener otra explicación más que una guerra sucia, orquestada por algún competidor incapaz de vencer en buena lid. Es decir, en el mercado, con mejores precios, con más alcance o con mejor servicio. Entonces, como no pueden competir, quieren destruir.
Pero el daño no se lo hacen a los dueños. GBC no es su único negocio y dinero no les falta. El daño se lo hacen a las 4,238 familias que viven del empleo que allí se genera. A los miles de clientes que ahora miran con dudas una marca que ha sido sinónimo de ahorro y de acceso a medicamentos. A un país que, en lugar de celebrar modelos empresariales sostenibles y socialmente útiles, parece premiar más la zancadilla que la excelencia.
Los datos hablan por sí solos:
📌 Más de RD$70 mil millones en ventas en 7 años.
📌 Más de RD$1,500 millones pagados en Impuesto Sobre la Renta.
📌 Cientos de millones en aportes a la TSS, INFOTEP, anticipos y otros tributos.
📌 184 sucursales en todo el país, incluyendo zonas donde otros no quieren operar.
Eso no se consigue con magia. Se consigue con estrategia, con visión, con riesgo y con trabajo.
Sí, toda empresa debe estar sujeta al escrutinio. Nadie está por encima de la ley. Pero también hay que ser responsables con lo que compartimos, lo que insinuamos y lo que viralizamos. Porque las fake news no solo matan reputaciones, también matan empleos, confianza y servicios que sí le importan a la gente.
Si alguien tiene pruebas, que las lleve a los tribunales. Pero si solo tiene envidia y malicia, que sepa que eso no es argumento, es mezquindad. Y la mezquindad nunca ha sido buena estrategia de negocios.


