Senador Aneudy Díaz amenaza a empleada pública en centro de distribución de alimentos

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En esta temporada navideña, mientras miles de servidores públicos trabajan para llevar alimentos a quienes más lo necesitan, resulta indignante ver cómo algunos funcionarios confunden su cargo con privilegios personales. El Plan Social de la Presidencia atraviesa uno de sus momentos más exigentes, tras la fusión con los Comedores Económicos. Aun así, sus colaboradores están amaneciendo para cumplir con los compromisos asumidos en todo el país. Eso merece respeto, no atropellos.

Sin embargo, el pasado sábado ocurrió un hecho bochornoso en la sede de esta institución. La entrega de raciones iba por el turno número 26. El senador por San José de Ocoa, Aneudy Díaz, tenía el número 36. Su chofer intentó alterar el orden. Al no lograrlo, llamó al senador.

El senador se presentó al lugar y, lejos de dar el ejemplo que se espera de un legislador, amenazó verbalmente a la encargada de logística, la señora Dameyby Polanco, una mujer que solo estaba haciendo su trabajo. No hubo agresión física —y hay que decirlo claramente— porque su esposo estaba presente.

Esto no es liderazgo. Esto es abuso de poder.

Un senador no está por encima del orden, ni del respeto, ni de la dignidad de una mujer. Los cargos públicos no otorgan derecho a intimidar, a gritar ni a imponer privilegios.

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Lo más grave es que este comportamiento le hace un daño directo al gobierno y al partido que representa, el PRM. Porque cada acto de prepotencia erosiona la confianza de la gente en las instituciones.

Los legisladores fueron elegidos para legislar, fiscalizar y representar, no para amedrentar empleados públicos ni alterar procesos.

Mientras sigamos normalizando estas conductas, el país no avanzará. La autoridad se ejerce con ejemplo. Y quien no entiende eso, no está a la altura del cargo que ocupa.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**