El aumento de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela ha llevado a ambos países a interferir señales de navegación satelital en el Caribe, una práctica que expertos consideran defensiva, pero que está elevando el riesgo para aviones y embarcaciones civiles que dependen del GPS.

Datos analizados por la Universidad de Stanford indican que algunos buques estadounidenses, incluido el portaaviones USS Gerald R. Ford, han estado bloqueando señales GPS en la zona. Washington sostiene que su presencia busca frenar el narcotráfico vinculado al gobierno de Nicolás Maduro.
En respuesta, las fuerzas venezolanas también han interferido señales alrededor de infraestructuras críticas como bases militares, refinerías y plantas eléctricas, según la empresa Spire Global. Esta guerra electrónica busca evitar ataques con drones y municiones guiadas, pero ha comenzado a afectar rutas aéreas y marítimas.
Un ejemplo reciente fue el casi choque de un avión de JetBlue con una aeronave militar estadounidense tras despegar de Curazao, incidente relacionado a fallas de navegación por interferencia de GPS.
Aunque el Comando Sur evitó comentar sobre las acusaciones, expertos advierten que la manipulación del GPS —común en zonas de guerra como Ucrania o Medio Oriente— está expandiéndose al Caribe, poniendo en riesgo operaciones civiles en una región densamente transitada.


