La esperanza de vida al nacer en la UE alcanza ya los 81,5 años y supera por primera vez los datos prepandemia

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La esperanza de vida al nacer en la Unión Europea (UE)  alcanzó en 2023 los 81,5 años. Con esta cifra supera en 0,2 años los niveles anteriores a la pandemia, sin embargo, persiste una brecha de ocho años entre los países con la esperanza de vida más alta y más baja, según el informe Panorama de la salud: Europa, publicado este lunes por la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Durante la pandemia se produjo un gran descenso, de hecho, se observó hasta 1,2 años de media en el pico de la pandemia, por lo que este informe, ha señalado Marco Marsella, director en Comisión Europea de Digital, EU4Health y Modernización de los sistemas de salud, muestra que “la esperanza de vida media en Europa no solo se ha recuperado, sino que ahora ha superado ligeramente los niveles anteriores a la pandemia“.

España, Italia y Malta registraron una esperanza de vida más de dos años superior a la media de la UE, mientras que Letonia y Bulgaria se situaron más de cinco años y medio por debajo de la media de la UE. Además, “las mujeres viven de media cinco años más que los hombres. Y, de hecho, esa brecha es mayor en los países con la esperanza de vida general más baja. En otras palabras, se trata de una especie de muerte prematura de los hombres, lo que se convierte en la cuestión clave de por qué algunos países tienen un rendimiento inferior en su esperanza de vida general”, ha añadido Marsella.

Las enfermedades cardiovasculares y los cánceres siguieron siendo las principales causas de mortalidad en 2021, representando el 54% de todas las muertes, seguida de la COVID-19, con un 11%. En particular, las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares fueron hasta siete veces superiores en algunos países de Europa Central y Oriental en comparación con Europa Occidental.

Este es el caso, en particular, de las mujeres que viven varios años más que los hombres, pero la mayoría de estos años los viven con problemas de salud, por lo que casi no existe una brecha de género en la esperanza de vida saludable. Una parte sustancial de la carga de la enfermedad en la vejez, tanto entre las mujeres como entre los hombres, puede evitarse abordando los principales factores de riesgo a lo largo de toda la vida.

Asimismo, el informe deja patente que Europa se enfrenta a un “profundo cambio demográfico”, y se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años en la UE aumente del 21 por ciento en 2023 al 29 por ciento en 2050. La esperanza de vida a la edad de 65 años es ahora superior a la de los 20 años, pero más de la mitad de este tiempo se ve afectado por enfermedades crónicas y discapacidades

“En 2050 la población de edad avanzada superará los 130 millones de personas, lo que, obviamente, conllevará una mayor demanda de atención sanitaria”, ha advertido Marsella. Además, recuerda que “se prevé que la fuerza laboral activa de entre 25 y 64 años disminuya aproximadamente un 10%, unos 26 millones de personas menos entre 2022 y 2050”.

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En cuanto a la salud física y mental, que el informe destaca como un factor determinante del bienestar de las personas, apuntan a un deterioro en los adolescentes. La proporción de personas de 15 años que notificaron múltiples problemas sanitarios, relacionados tanto con problemas físicos como con problemas psicológicos, aumentó del 42% en 2017 al 52% en promedio en todos los países de la UE.

Según señalan, varios factores explican la tendencia al alza de la angustia psicológica entre los adolescentes durante ese período, como el impacto de los confinamientos de la COVID-19, el aumento de las tasas de uso problemático de Internet y las redes sociales y el aumento de la exposición al ciberacoso. El impacto de las redes sociales y del excesivo tiempo de pantalla en la salud mental de las personas, en particular entre los jóvenes, requiere un estrecho seguimiento.

El informe señala que es “imprescindible” una acción eficaz en materia de políticas públicas para promover la longevidad saludable dando prioridad a la prevención de enfermedades, “en particular mediante la vacunación, apoyando la salud mental en todas las edades y capacitando a las personas para que gestionen su propia salud”.

“Los modelos de proyección indican que un escenario concertado de envejecimiento saludable podría ralentizar el crecimiento del gasto sanitario como porcentaje del PIB en las próximas décadas y contribuir a contener los costes de los cuidados de larga duración, reduciendo al mismo tiempo la demanda de trabajadores sanitarios y de cuidados de larga duración”, añade. “Intentamos actuar a nivel de la UE para apoyar la salud de las personas. Esta es una parte importante del informe de este año”, ha afirmado la directora general de Salud de la CE, Sandra Gallina, durante su presentación.

Gasto sanitario per cápita

El gasto en salud en los países de altos ingresos de Europa occidental y septentrional puede ser más de cinco veces superior al de algunos países de bajo gasto de Europa central, oriental o meridional. En 2022, Suiza fue el país que más gastó en salud en Europa, con un gasto de 5.630 euros por persona, seguida de Noruega (5.376 euros). Entre los países de la UE, el gasto en salud en Alemania, más de 5.300 euros, fue un 50% superior a la media de la UE ponderada por la población, de 3.533 euros. En el caso de España, no se llega a esta media europea, y el dato se queda en 2.822 euros.

El gasto en salud en Austria y los Países Bajos también fue al menos un 25% superior a la media de la UE. El gasto en salud per cápita en la UE fue más bajo en Hungría, Croacia, Bulgaria y Rumanía, con menos de 1.900 euros por persona. Mientras que en algunos países fuera de la UE, el gasto en salud fue mucho menor. Turquía solo gastó alrededor de 1.000 euros per cápita, mientras que en Albania esta cifra fue inferior a 800 euros. Tras la pandemia se ha observado que el gasto en salud per cápita cayó drásticamente en 2022, en un 3,7% en toda la UE. Incluso, tuvo un crecimiento negativo de más del 10% en Chequia y Letonia.

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