Hipólito Mejía evidencia descontento por incumplimientos a proyecto de su hija Carolina en el PRM

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Analistas políticos denominan ‘bembita emocional’ a la reacción de alguien por la acción de un tercero en su desmedro. Es lo que sucede con el ingeniero Hipólito Mejía, ante lo que acontece de manera soterrada dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) respecto al proyecto de su hija, Carolina Mejía, al que sus seguidores han llamado K28.

Cuando se habla de lo soterrado, se refiere al trabajo político que realiza una parte del partido, cuyo objetivo es no dar cabida, paso o apoyo a Carolina, hija del expresidente, quien ya ha anunciado a su equipo —otrora PPH— que tomará las calles.

Ciertamente, lo anterior tiene múltiples interpretaciones, especialmente por el tema que domina el ambiente político: la lucha por el poder de cara al 2028, en un partido con más de diez aspirantes a la nominación presidencial.

Todo indica que Hipólito Mejía no quiere que le hagan ‘coca’ con su proyecto, encabezado por la alcaldesa del Distrito Nacional, quien aceptó la repostulación con la promesa de recibir apoyo para 2028 —compromiso que se utilizó para persuadir su decisión final—.

El expresidente no está conforme con sus compañeros de partido, incluidas las más altas instancias, al punto de haber dicho a sus seguidores que no permitirá que le arrebaten esas aspiraciones, considerando los ‘amarres’ para que su pupila no alcance la nominación interna del PRM.

Para Mejía ha sido difícil enfrentar una realidad que le ha dado en la cara: que la vicepresidenta Raquel Peña —recomendada por su compueblano y con cercanía familiar en Santiago— se convierta ahora en una adversaria en defensa de los intereses de su hija.

Lo más complejo es que este descontento es con el sector de Luis Abinader y, según los seguidores de Carolina y su padre, con el propio presidente, pues alegan que el acuerdo para que ella encabezara la boleta en el Distrito Nacional no se cumple, e incluso hay quienes se oponen activamente.

No fue casual que, tras la inauguración de ‘Brilla Navidad’ por la alcaldesa en el Centro Olímpico, la vicepresidenta replicara el acto días después en Santiago de los Caballeros, con el apoyo de la alcaldía de Ulises Rodríguez y un sector de la oligarquía santiaguera.

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El encono de Mejía no es solo con la clase política pro Abinader o pro Peña, sino también con un sector empresarial que ha intervenido en esta pugna interna, como muestra el respaldo público que un grupo de Santiago brindó recientemente a la vicepresidenta.

No sorprendería que, de escalar la situación, el propio expresidente decida encabezar una boleta hacia 2028, bajo la premisa de que no permitirá que tomen a su familia ni a su equipo por tontos —expresión cuyo tono y origen son reconocidos en el ámbito político—.

Dos acciones respaldan este escenario:

Primero: la visita de Hipólito Mejía a dar el pésame a Leonel Fernández por el fallecimiento de una tía fue una decisión estratégica para visibilizarse y no quedar rezagado, dinamizando su figura en el espectro sociopolítico nacional.

Segundo: ya organizó una agenda para recorrer el país, comenzando por las cuatro provincias del Sur profundo —Barahona, Pedernales, Independencia y Bahoruco—, con el fin de reactivar a quienes apoyan directa o indirectamente la causa Hipólito-Carolina o K28.

Si a esto se suma la propuesta de un diputado del PRM para habilitar la reelección de Danilo Medina —con la clara intención de extenderla a Luis Abinader—, no hay duda de que el país se enfrentaría a un auténtico tsunami político-electoral.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**