Los residentes cerca de Forest Lodge en Windsor han reaccionado con expectación y preocupación ante la próxima mudanza de los príncipes de Gales y sus tres hijos a su nueva residencia, valorada en 21 millones de dólares.
Jean Reeve, vecina de 87 años del parque residencial Cranbourne Hall, expresó su inquietud por la privacidad de la familia real: “Les doy la bienvenida, pero espero que el público les permita vivir allí tranquilamente. Es un lugar menos privado que su hogar anterior, y tienen niños pequeños que merecen privacidad”.
Por el contrario, Steven Scorgie, de 57 años, mostró entusiasmo: “Será agradable tener buenos vecinos. Los invitaré a tomar un té si quieren”.
Rose y Norman Noyce, octogenarios residentes en la zona, agregaron: “Estamos muy felices. Son nuestros royales favoritos y serán un gran Rey y Reina”.
La confirmación oficial de Kensington Palace llegó el 16 de agosto, revelando que la mudanza ocurrirá “más adelante este año”. El traslado ha generado controversia luego de conocerse que al menos dos familias fueron desalojadas de viviendas cercanas para facilitar la instalación de la familia real.
Forest Lodge, una mansión georgiana de ocho habitaciones en Windsor Great Park, representa para los príncipes un nuevo comienzo tras los difíciles años recientes, marcados por el fallecimiento de la reina Isabel II y los diagnósticos de cáncer tanto del rey Carlos como de la princesa Kate.
Aunque la pareja visualiza esta residencia como su hogar a largo plazo, fuentes reales han cuestionado si una propiedad de estas características es apropiada para un futuro monarca, señalando que “no es lo suficientemente grandiosa para un rey”.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**