La muerte de Karolina Krzyzak, una influencer polaca de 27 años, ha reavivado el debate sobre los riesgos de las dietas extremas promocionadas en redes sociales. La exalumna de la Universidad de Leeds fue encontrada sin vida el 8 de diciembre de 2024 en una villa del resort Sumberkima Hill, en el norte de Bali, Indonesia, tras años de seguir un régimen alimenticio basado exclusivamente en frutas crudas.
Nacida en Varsovia, Polonia, Karolina mostró desde la adolescencia una profunda preocupación por su imagen corporal. A los 15 años publicó en redes sociales mensajes que reflejaban su inseguridad con el peso. En 2016, se mudó al Reino Unido para estudiar en la Universidad de Leeds, donde desarrolló interés por el yoga, el veganismo y los hábitos de alimentación saludable.

Durante sus primeros años universitarios, comenzó a compartir en Instagram fotografías de batidos, frutas y comidas naturales, ganando seguidores dentro de la comunidad vegana. Sin embargo, su búsqueda de un estilo de vida “puro” la llevó progresivamente hacia la dieta frugívora, un régimen que elimina casi todos los grupos alimenticios y se limita al consumo de fruta cruda.
La obsesión por la alimentación natural se convirtió con el tiempo en una conducta alimentaria restrictiva. Pese a su evidente delgadez, los elogios en redes sociales por su apariencia reforzaron su convicción de estar en el “camino correcto”.
Según una investigación publicada por The Cut, Karolina llegó a pesar apenas 22 kilogramos y sufría deficiencias nutricionales severas, entre ellas osteoporosis y baja albúmina, lo que le provocaba hinchazón en pies y extremidades. Una amiga suya, identificada bajo el seudónimo de Emily, relató que la joven había buscado refugio en comunidades en línea dedicadas al frugivorismo, donde sus síntomas eran minimizados y se le aconsejaba continuar con la dieta.
A lo largo de los años, su estado físico se deterioró visiblemente: su cabello perdió color, sus uñas se tornaron amarillentas y sus dientes comenzaron a deteriorarse.
Karolina llegó al resort Sumberkima Hill con una reserva hecha a última hora a través de WhatsApp, solicitando una villa privada con piscina y un menú compuesto únicamente por frutas. El personal del hotel siguió sus instrucciones, aunque quedó alarmado por su estado físico. Según Bernard Hudepohl, gerente del establecimiento, la joven se encontraba “extremadamente delgada y debilitada”, y necesitó ayuda para llegar a su habitación.
Durante su estancia, Karolina rechazó la asistencia médica en varias ocasiones. Pasó los días recluida, alimentándose solo de fruta y recibiendo las entregas directamente en su habitación.
En los días siguientes, su salud se deterioró rápidamente. Tres días después de su llegada, un amigo local alertó al hotel al no poder comunicarse con ella. Cuando el personal ingresó a la habitación, encontró su cuerpo sin vida en el suelo, con signos de desnutrición avanzada.
Antes de su fallecimiento, Karolina había establecido contacto con varios influencers veganos y coaches de salud frutarianos en línea. Uno de ellos, identificado como Graham, señaló que la joven buscó su ayuda en varias ocasiones, aunque se negó a recibir atención médica. Según su testimonio, el peso de Karolina rondaba los 27 kilos y tenía dificultades para caminar sin apoyo.
Su participación en comunidades digitales que promovían la “alimentación limpia” y el “crudiveganismo” contribuyó a reforzar su dependencia de un régimen alimenticio sin respaldo científico.
Expertos en nutrición han reiterado que las dietas exclusivamente frugívoras no proporcionan proteínas, grasas ni micronutrientes esenciales, y pueden ocasionar daños irreversibles en el organismo.
El caso de Karolina Krzyzak ilustra las consecuencias de las tendencias extremas de bienestar digital y el impacto psicológico de la exposición constante a modelos de “vida saludable” idealizados. La joven, que alguna vez fue descrita como alegre y llena de aspiraciones, terminó aislada y debilitada, atrapada en una ideología alimentaria que deterioró su salud física y mental hasta causarle la muerte.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


