El hábil manejo de Donald Trump por parte de Kamala Harris en el debate televisivo ha dado esperanzas a los socialdemócratas del mundo, especialmente en el Reino Unido, con estrategas del Partido Laborista colaborando en la lucha para ocupar la Casa Blanca. Destaca de forma notable la presencia en Washington la semana pasada de Deborah Mattinson, la ex Directora de Estrategia de Keir Starmer, el actual primer ministro, y Claire Ainsley, que ayudó a Starmer a transformar el Partido Laborista tras la derrota desastrosa de las elecciones de 2019 y la salida del líder Jeremy Corbyn.
Los refuerzos de la “pequeña isla”, como Bill Bryson apodó al Reino Unido en un libro, han llamado la atención de la prensa norteamericana. “Los gurús políticos británicos dicen que no han sido contratados por la campaña de Harris y no reciben sueldos!, escribe Karla Adam en The Washington Post, “pero después de que Starmer liderase un Partido Laborista renovado a una victoria aplastante en las elecciones de julio, los estrategas británicos dicen que tienen lecciones pertinentes para compartir”.
Sobre todo, los consejos tienen que ver con cómo el equipo de Starmer – que es, como Harris, un ex fiscal – se enfocó en reconquistar a votantes en las circunscripciones claves, técnicas que permitieron a los laboristas ganar el 63% de los escaños del Parlamento con el 34% del voto. Designaron unos perfiles de votantes que había que recuperar o seducir, llamándoles “votantes héroes”. En el Reino Unido, fueron el tipo de votante que eran tradicionalmente laboristas, pero que habían votado sí al Brexit y habían abrazado el mensaje de Boris Johnson en 2019 de “completar el Brexit”.
“Esos votantes habían rechazado al Partido porque creían que él los habían rechazado”, escribieron Mattinson y Ainsley en The Guardian. “Eran patriotas enfocados en la familia, les costaba llegar al fin del mes: votantes de la clase obrera estrujada deseando un cambio“.
Trabajando para el thinktank demócrata Progressive Policy Institute en Washington, las dos gurús políticas han hecho grupos de sondeo en los estados norteamericanos pendulares. En los Estados Unidos, ese grupo de “votantes héroes” se autodefinen cómo de la clase media, en lugar de la “working class”, obrera, del Reino Unido, pero sufren problemas parecidos: cómo pagar a una vivienda o llenar la cesta de la compra incluso pluriempleados. “Igual que Starmer, Harris tiene una ventaja (sobre Trump): viene del mismo entorno de esos votantes”, añaden las gurús.
Otros gurús de Team Starmer dispuestos a contribuir con su granito de arena al éxito demócrata son el actual director de estrategia de Downing Street, Morgan McSweeney, y Matthew Doyle, el jefe de comunicaciones del número 10, y unos diputados laboristas que asistieron al congreso demócrata en Chicago y quedaron con el equipo Harris, según Politico.
En el pasado, habían sido los laboristas británicos los que acudieron a los norteamericanos para recibir consejos. El encuestador demócrata Stan Greenberg trabajaba para los primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown, por ejemplo. El cambio en la relación causa orgullo y nervios a la vez a muchos de mis compatriotas por las consecuencias geopolíticas que puede tener una victoria de Trump. “El Partido Laborista es uno de los pocos partidos occidentales que ha ganado recientemente desde el centro izquierda”, dice Matthew McGregor, otro estratega que ha trabajado tanto con los Laboristas como con Barack Obama.