Un feminicidio seguido de suicidio. Esta es la principal línea de investigación sobre la muerte de Jessica Ferreira Silva, de 26 años, y el policía militar Gabriel Lopes dos Santos, de 27.
Según informes, la pareja fue encontrada muerta por el tío del agente de seguridad dentro de una casa en el barrio Jardim Jordanópolis de Arujá, en el interior de São Paulo, Brasil.
Informes de prensa en São Paulo indicaron que el tío, después de que su sobrino no se presentó a trabajar, fue a su casa, encontrando a Gabriel y a su novia en la cama el martes, sin signos vitales.
La forma como fueron encontrados los cuerpos y una pistola calibre .40 en el mismo lugar, apuntaban a que se trató de un feminicidio seguido de suicidio o que el policía militar había asesinado a la mujer de un disparo en la nuca y luego intentó quitarse la vida disparándole en la cabeza.
La noticia conmocionó a la familia del policía y sigue conmocionando a los parientes de Jéssica. “No lo entiendo. Los conocimos en Campinas el sábado y no mostraban ningún signo de angustia”, dijo un familiar, recordando que cuando Jéssica vio a sus familiares haciendo escala cerca de la ciudad donde vivía, parecía muy feliz, jugaba con sus sobrinos en el aeropuerto y sonreía ampliamente. “Ahora creemos que se estaba despidiendo“, lamenta.
El cuerpo del agente fue enterrado al día siguiente del incidente, pero el de Jessica aún tuvo que pasar por largos trámites burocráticos antes de ser trasladado a Mato Grosso. Llegó a la ciudad de Paranaíta este viernes, donde también fue enterrado.
El caso de Arujá continúa bajo investigación de la Policía Civil. En Paranaíta, familiares y allegados de la mujer que se fue a São Paulo en busca de éxito y de cumplir sus sueños esperan la resolución del caso, que, según creen, ha dejado a dos familias devastadas.