James D. Watson, cuyo codescubrimiento de la estructura de escalera retorcida del ADN en 1953 impulsó una revolución en medicina, criminología, genealogía y ética, falleció a los 97 años. El avance, logrado cuando Watson tenía solo 24 años, lo convirtió en una figura venerada en el mundo científico durante décadas, aunque enfrentó condena y censura profesional hacia el final de su vida por comentarios ofensivos sobre raza e inteligencia.
Watson compartió el Premio Nobel de 1962 con Francis Crick y Maurice Wilkins por descubrir que el ácido desoxirribonucleico (ADN) posee una estructura de doble hélice. Este hallazgo reveló cómo se almacena la información hereditaria y cómo las células duplican su ADN durante la división celular.

El descubrimiento abrió la puerta a desarrollos científicos cruciales como la modificación genética, la terapia génica, la identificación de restos humanos y sospechosos criminales mediante muestras de ADN, y el rastreo de árboles genealógicos.
Watson falleció en cuidados paliativos tras una breve enfermedad, según confirmó su hijo. En 2007, generó una amplia controversia al afirmar en una entrevista que estaba “inherentemente pesimista sobre el futuro de África” porque “todas nuestras políticas sociales se basan en que su inteligencia es igual a la nuestra, cuando las pruebas indican que no es así”.
Tras estas declaraciones, fue suspendido como canciller del Laboratorio Cold Spring Harbor en Nueva York y se retiró una semana después. En un documental de 2019, afirmó que sus opiniones no habían cambiado, lo que llevó al laboratorio a revocar sus títulos honoríficos, calificando sus declaraciones como “deplorables”.
Watson nació en Chicago el 6 de abril de 1928, ingresó a la Universidad de Chicago a los 15 años con una beca y se doctoró en zoología a los 22. En 2014, subastó su medalla Nobel por 4,7 millones de dólares, estableciendo un récord. Sus codescubridores del Nobel, Crick y Wilkins, fallecieron en 2004.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


