Iremos para mejor   

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Informan las encuestas, dice la calle y ocurrirá el domingo lo que ya tenemos decidido el 63% del electorado que contamos entre 35 y 85 años, y con los de 18 a 34 que nos acompañen dejaremos el juego de un solo lado, cuando se cuenten los votos.

Estas serán las elecciones más observadas nacional e internacionalmente, las primeras celebradas con una Junta Central y un Tribunal Superior Electoral totalmente apartidistas, sin crispación alguna, en estricto respeto a la libertad de prensa -testifican la SIP y Reporteros Sin Fronteras- y un nunca visto acatamiento a la independencia y separación de los poderes del estado por parte del jefe del Ejecutivo.

En las elecciones del domingo la continuidad de los cambios que encarna Luis Abinader llevan a la República Dominicana a un punto de inflexión: Arrancamos al despegue hacia el desarrollo integral, o seguimos entrampados y patinando sobre la pista enjabonada tendida por demagogos mentirosos,  mesiánicos y desfasados para quienes el país termina donde empieza su ambición.

Cuando el 19 en la noche arranque el coteo de los votos, se confirmará la determinación del pueblo, expresada en las encuestas y en el pregón de la calle, de acompañar a Luis en los cambios en democracia que está liderando.

Ya el lunes estará confirmada la decisión del pueblo. Quedará pendiente impulsar el régimen de equidad y desarrollo social en que debe sostenerse la gobernabilidad social y política.

Independientemente de que se espera una mayor votación en las presidenciales y legislativas que en las municipales, el pasado PLD-FUPU-PRD querrá repetir el argumento de que una baja votación ilegitimaría al nuevo gobierno.

Ese relato tiene dos inconvenientes: Primero, que en democracia se establece la proporcionalidad de la representación en función de quienes más votos obtienen.

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Y segundo que la enorme frustración del pueblo con la política y el desencanto con los partidos y las votaciones se dispararon precisamente con la traición de la cúpula del PLD de Leonel, Danilo y Abel a los principios de honestidad e integridad de Juan Bosch.

Lo dicen las encuestas y lo dice la calle: después de las elecciones Luis Abinader continuará profundizando su demostrado buen manejo frente a la crisis sanitaria y económica que nos vino desde afuera.

Continuará siendo un presidente trabajador, honesto y transparente, que da la cara y escucha a la gente.

Profundizará el control de la corrupción gubernamental y la transparencia, manejando adecuadamente el tema haitiano, profundizando la recuperación económica, fortaleciendo el sistema judicial y la reforma la Policía para combatir mejor el crimen organizado y la delincuencia común.

Y, como gran paraguas continuará poniendo en orden la gran casa de la institucionalidad democrática, de modo que todo irá para mejor.

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