El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, estuvo este lunes en Bagdad, en su primera visita de Estado a Irak en más de una década, con el tema del agua, el petróleo y las espinosas cuestiones de seguridad regional en el centro de los encuentros.
El primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, recibió a Erdogan a su llegada al aeropuerto de Bagdad con una ceremonia de gran pompa.
Esta visita se produce en un momento de alta tensión en Oriente Medio, por la guerra en Gaza y los temores a una escalada entre Israel e Irán.
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Erdogan y Sudani retomaron las posiciones tradicionales de sus países, aunque subrayaron los temas en los que podían colaborar.
Los dos países acordaron un marco estratégico que supervise la seguridad, el comercio y la energía, así como un acuerdo de 10 años sobre la gestión de los recursos hídricos que tendrá en cuenta las necesidades de Irak, dijo Sudani.
El primer ministro iraquí afirmó que ambos países cooperarían para reforzar la seguridad fronteriza y actuar contra los grupos armados no estatales que pudieran estar colaborando con organizaciones terroristas.
Sudani se felicitó por la firma de un “acuerdo marco estratégico” para “construir una cooperación duradera en todos los ámbitos” a través de comisiones permanentes sobre “seguridad, energía y economía”.
Además de la firma de 24 protocolos de entendimiento, los encuentros se centraron especialmente en el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK).
Durante décadas Turquía opera bases militares en el norte de Irak para combatir a este grupo rebelde, que Ankara y sus aliados en Occidente consideran una “organización terrorista”.
El gobierno central de Bagdad y las autoridades autónomas kurdas han sido acusadas de tolerar las actividades militares de Turquía para proteger los vínculos económicos con Ankara.
“Hemos hablado de medidas comunes que pueden tomarse contra el PKK y sus extensiones, que atacan a Turquía desde el territorio iraquí”, dijo Erdogan, en una rueda conjunta.
“He transmitido a mis homólogos mi firme convicción de que la presencia del PKK en el territorio iraquí llegará a su fin más rápidamente, si es declarado oficialmente como organización terrorista”, insistió.
El agua es otro tema candente, ya que las represas construidas por Turquía en los ríos Tigris y Éufrates han agravado la escasez hídrica en Irak.
Ambos países firmaron otro acuerdo sobre esta cuestión con una duración de 10 años, con el objetivo de “mejorar la gestión del agua” de los dos ríos, aseguró Sudani, para conseguir una “administración común y justa de los recursos hídricos”.
También figuraba en la agenda la “Ruta del Desarrollo”, un ambicioso proyecto de carreteras y ferrocarril de 1.200 km, que unirá el Golfo con Turquía, a través de Irak, de aquí a 2030.
El lunes, en presencia de Erdogan y Sudani, cuatro ministros representantes de Irak, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Catar firmaron un “memorando de entendimiento cuatripartito” relativo a su cooperación en este proyecto, según un comunicado de prensa iraquí.
Después de Bagdad, el mandatario turco viajará por la noche a Erbil, la capital de la región autónoma del Kurdistán.