Investigación descubre que la convivencia con perros desarrolla una microbiota única en adolescentes 

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La convivencia diaria con perros durante la adolescencia podría influir directamente en la biología del cuerpo humano. Un estudio científico reciente detectó que los adolescentes que viven con perros desarrollan una microbiota distinta, con características específicas frente a quienes no conviven con mascotas.

La investigación fue realizada por científicos de la Universidad de Azabu, en Japón, y apunta a que el contacto habitual con perros durante una etapa clave del desarrollo puede tener implicaciones no solo biológicas, sino también sociales y emocionales.

Qué analizó el estudio y cuáles fueron los hallazgos

De acuerdo con los investigadores, el estudio analizó muestras de microbiota oral en adolescentes con y sin convivencia habitual con perros. Los resultados mostraron diferencias claras en la composición bacteriana entre ambos grupos, lo que permitió identificar un perfil microbiano asociado a la presencia de un perro en el entorno doméstico.

Según explicaron los científicos, la adolescencia es un periodo especialmente sensible para la conformación de la microbiota debido a los cambios hormonales y conductuales.
Crédito: Free-Photos | Pixabay

Según explicaron los científicos, la adolescencia es un periodo especialmente sensible para la conformación de la microbiota debido a los cambios hormonales y conductuales. La exposición constante a microorganismos del entorno, incluidos los provenientes de animales domésticos, puede influir en ese equilibrio biológico.

Los resultados fueron publicados en la revista científica iScience y posteriormente difundidos por medios internacionales como Infobae.

Relación entre microbiota y comportamiento social

Para profundizar en los resultados, los investigadores realizaron experimentos con modelos animales. Según el estudio, ratones que recibieron microbiota de adolescentes que convivían con perros mostraron mayores niveles de interacción social que aquellos expuestos a microbiota de adolescentes sin mascotas.

Aunque los autores aclaran que estos resultados no permiten establecer una relación causal directa en humanos, sí refuerzan la hipótesis del eje microbiota-cerebro, una línea de investigación que analiza cómo los microorganismos pueden influir en el comportamiento y el bienestar emocional.

Por qué convivir con perros puede marcar la diferencia

Los científicos de la Universidad de Azabu señalan que el contacto cotidiano con perros, a través del juego, las caricias y la convivencia en espacios compartidos, expone a los adolescentes a una mayor diversidad microbiana ambiental.

Esa exposición podría favorecer una microbiota más diversa, algo que en investigaciones previas se ha asociado con posibles beneficios para la salud física y emocional. No obstante, los autores subrayan que se necesitan más estudios para comprender plenamente estos efectos.

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Un campo que sigue creciendo

Aunque el estudio no afirma que convivir con perros sea un factor determinante único para el bienestar adolescente, sí aporta evidencia de que la relación con mascotas tiene efectos biológicos medibles durante una etapa clave del desarrollo humano.

Los investigadores concluyen que sus hallazgos abren nuevas líneas de estudio sobre cómo el entorno familiar, la convivencia con animales y la microbiota interactúan en la salud y el comportamiento de los adolescentes.

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