Intensa búsqueda de 27 niñas tras inundaciones que arrasaron con campamento en Texas

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ESTADOS  UNIDOS.- Las fuertes inundaciones en Texas han dejado al menos 27 personas fallecidas, entre ellas 9 menores, y ha provocado la desaparición de 27 niñas que participaban en un campamento cristiano de verano en la ciudad de Kerrville.

Una tenue garúa cae en Camp Mystic, una zona de campamentos devastada por la súbita crecida del río Guadalupe, en el centro-sur de Texas. Tras sortear escombros, Michael llega hasta una cabaña invadida por el lodazal: «Mi hija estaba aquí».

Michael –de 40 años y quien pide no revelar su apellido– vive en Austin, y envió a su hija a este campamento cristiano de veraneo en Texas. Recibió un mensaje diciendo que su hija de 8 años estaba en el grupo de 27 niñas que no habían sido localizadas después de la potente onda de agua que golpeó la zona esa madrugada.

Las autoridades han contabilizado al menos 27 víctimas18 adultos y 9 menores– mientras buscan a las niñas que estaban acampando y que desaparecieron tras la crecida. Cientos han sido evacuados.

Michael lleva botas altas, un balde y tenazas para cortar metal. Se seca las lágrimas con el cuello de su camiseta e ingresa al local donde su niña estuvo durmiendo cuando ocurrió la tragedia.

Reconoce una toalla con su nombre. También levanta un juguete de peluche, un brazalete, una foto familiar y un bolso de la amiga que dormía junto a su hija y que, dice, ya fue declarada fallecida.

Esa noche en Camp Mystic dormían unas 750 menores, aparentemente la mayoría consiguió evacuar el lugar a tiempo, pero lo que cree Michael es que el agua golpeó directamente en las cabañas donde dormían las niñas de 8 y 9 años.

«Ellas estaban en estas dos cabañas», dice y señala una que tiene amontonadas en la puerta colchones, osos de peluche, maletas, baúles para guardar ropa. El agua de la inundación ya descendió y deja ver el caos.

Una cada 100 años

A lo largo del río todo es devastación. Los árboles están derrumbados y decenas de automóviles aparecen volteados o destruidos por la fiereza de la aguas. En medio de los escombros, equipos de rescate a pie, en camionetas, o en helicópteros y drones peinan la zona en busca de sobrevivientes o víctimas.

El agua del afluente llegó a entrar varios metros dentro de la ciudad de Kent, e incluso tumbó cercas de casas y dañó inmuebles. Un puesto de combustible desapareció. Los daños llegaron hasta la ciudad vecina de Kerrville, donde el río subió hasta casi 10 metros de alto y aterrorizó a los vecinos.

«Hay un dicho aquí que dice que hay una inundación cada cien años. Nosotros la tuvimos. Nunca habíamos visto algo así y ojalá no lo volvamos a ver», comenta Gerardo Martínez, de 61 años, dueño de un restaurante en Kerrville y que observa el río desde un mirador.

«Le decía a mi esposa: Vemos estas cosas en la tele. No te imaginas que pasen tan cerca, sobre todo en tu ciudad. Verlo parece irreal», sostiene por su parte David Amorr, de 35 años, un residente de Kerrville que llegó hasta la zona de la ribera del río que era usada como paseo peatonal y ciclovía, ahora cubierta por lodo.

«Solo podemos pensar en que también tenemos a nuestras dos hijas. Podrían haber estado allí, en los campamentos, desaparecidas. Así que nos solidarizamos con esas familias», agrega Amorr.

Mientras, en Camp Mystic, Michael hace una pausa, respira profundo y continúa inspeccionando los alrededores. «Espero un milagro, absolutamente».





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