Los únicos elementos que faltaban en esta escena de despedida eran las bolsas de basura negras. Los jugadores de los Giants, tras concluir una reunión del equipo, recogían algunas de sus pertenencias, intercambiaban saludos con sus compañeros y salían por la puerta. Sus cuerpos seguramente sentían como si acabaran de completar una temporada larga y difícil. Dado que su semana de descanso llega en la fecha más tardía posible —tras 13 partidos—, tenían mucho más recorrido a sus espaldas que por delante. El invierno ya había llegado en esa tarde de martes —hacía frío y el clima era desagradable en el exterior—, y todo apuntaba a que otra miserable temporada de los Giants tocaba a su fin. La sensación era la del ‘Día de las Bolsas’, cuando los equipos vacían sus casilleros al final de la campaña, guardan sus pertenencias en grandes bolsas de basura y se despiden, muchos para no volver a verse. Aquel no era ese día, pero sin duda este grupo necesitaba un respiro. Se percibía como el final de algo, no como un mero descanso tardío en el camino. **REDACCIÓN FV MEDIOS**



