Los millones de personas que no hemos ganado la lotería (un servidor incluido) consideramos que un premio mayor resolvería nuestros problemas económicos y nos daría una vida tranquila. Algunas de las personas que sí han ganado cantidades considerables de dinero, lo consideran una maldición. En esta ocasión, te compartimos la historia de un hombre que, tras ganar $1 millón de dólares, pisó la cárcel y, al salir, se enteró de que buena parte de sus ganancias fueron robadas.
Lo que parecía que era un golpe de suerte para Collin McLeod, un residente de Canadá, al ganar el premio mayor de $1 millón de dólares de la Lotería de Ontario, se convirtió en una pesadilla cuando terminó tras las rejas y, al cumplir con su condena, descubrió que su fortuna había desaparecido.
“Ganar la lotería es lo peor que me pasó jamás”, aseguró en una entrevista para The Hamilton Spectator.
Después de pasar cinco meses en el centro de detención de Hamilton-Wentworth, McLeod salió esperando regresar a una vida de comodidad gracias a su premio en la lotería. Pero la realidad que enfrentó fue desgarradora.
“No vas a estar muy feliz”, le dijo su amigo, anticipando su desgracia. Ante este comentario, McLeod fue a revisar su cuenta bancaria y descubrió que solo le quedaban $97 dólares, cuando tiempo atrás tenía un millón de dólares pendientes de cobro.
Durante su encarcelamiento, todas las pertenencias de valor de McLeod desaparecieron misteriosamente, incluyendo sus criptomonedas y posesiones personales como su casa rodante y objetos sentimentales como las cenizas de su padre. Incluso sus amigos, a quienes había confiado la titularidad de algunos vehículos, fueron coaccionados para ceder sus posesiones a extraños.
Desde que se convirtió en millonario, McLeod pasó del cielo al infierno. Tras experimentar la euforia de acertar los números ganadores en el Lotto Max Maxmillion, sus decisiones y grandes tropiezos permitieron su desfalco.
El 8 de abril de 2021, McLeod fue arrestado por posesión de drogas. Inicialmente, fue detenido por conducir sin licencia, lo cual constituyó una infracción directa a las leyes de tránsito. Sin embargo, la situación se complicó cuando se emitió una orden judicial para registrar su residencia.
Durante la búsqueda, las autoridades encontraron una caja fuerte con distintos estupefacientes, entre ellos 46 gramos de la droga MDMA. McLeod admitió ser propietario de una pequeña bolsa de cocaína que encontraron sobre una mesa, pero negó la propiedad de otras drogas que aparecieron durante el registro. Este incidente marcó el inicio de su período tras las rejas.
Tras salir y descubrir el robo de todas sus pertenencias, McLeod recurrió a la policía en busca de justicia. Lamentablemente, no terminó bien. Según él, las autoridades no hicieron lo suficiente para resolver el caso y devolverle sus bienes.
Posterior a toda esta serie de eventos desafortunados, McLeod decidió regresar a Smithville, en la región del Niágara, instalándose en un modesto departamento propiedad de su familia para comenzar de nuevo.
Con historias como la de McLeod, queda claro que la suerte puede ser caprichosa y que, en ocasiones, los desafíos más grandes surgen justo cuando menos los esperamos.
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