Historia de emprendimiento del dominicano Javier Veloz

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Para contar la historia de Javier Veloz, un dominicano que se ha destacado con su emprendimiento de joyas en pleno centro de la ciudad de Nueva York, primero hay que adentrarnos en sus orígenes en la isla.

Él nació en el populoso sector de Los Mina, en el seno de una familia que él define como “humilde, pero trabajadora”.

“Soy el mayor de tres hermanos, me crié con mis tíos y mi abuela, mi papá era un policía”, por esa profesión decidió que me criara con su madre.

Inquieto desde niño sabía que estaba destinado a hacer cosas que pudieran inspirar a otros. Y así fue.

Antes de llegar a la gran urbe, trabajó como albañil, ayudó a su tío en sus negocios y se empleó en varias empresas. Pero ese no era su destino, no se sentía desarrollado, por eso decidió emprender.

Lo hizo a través de préstamos y muchas horas de desvelos, pero no obtuvo los resultados esperados, la joyería que inició en Villa Consuelo, terminó siendo tragada por los intereses bancarios; por esa razón y otros motivos personales, decidió emprender un viaje incierto a la ciudad de que nunca duerme, donde este tipo de negocios suelen funcionar muy bien. “Salí de República Dominicana por las deudas“.

Llegó con visa de turista y decidió quedarse a explorar el mercado. Sin un gran presupuesto pero mucha determinación empezó a forjar su destino.

Horas de soledad, alejado de su familia de Santo Domingo ( ya había sido padre de dos niñas), la nostalgia y la ansiedad a lo desconocido empezaron a pasar factura, pero él no estaba dispuesto a ceder. Su objetivo era ayudar a los que había dejado atrás, forjar un mejor destino para todos y, para eso debía trabajar mucho.

“Tenía 34 años cuando vine a Nueva York, eso sucedió hace diez años”, dijo a Diario Libre durante una entrevista en esa ciudad.

Una vez ahí, se dio cuenta que la realidad era distinta a la que imaginaba, pero como todo buen emprendedor ve oportunidades que más adelante explotaría.

“Llegué como todo tipo de inmigrantes que sale de su país, muchas veces derrotado, nunca quise que fuese así, allá (en Santo Domingo) lo traté, pero lamentablemente la situación que vivíamos en nuestro país no me dejó desarrollar“, dijo Veloz ahora de 44 años.

“Vine con un sueño aquí, me fajé, hice primero nuestra zapata (cimiento)”, agrega.

Y es que, nada se consigue de la noche a la mañana, él siempre lo tuvo claro y por eso no estaba dispuesto a seguir siendo derrotado.

“El problema de muchos dominicanos que emigran aquí es que creen que las cosas se logran de un día para otro y, en mi experiencia en Nueva York no hay forma de que uno pueda volar los pasos”.

“El sueño americano en este país se consigue teniendo un buen crédito“. Para eso hay que hacer los pasos adecuados, legalizar el estatus migratorio, ahorrar, pagar impuestos”. Se legalizó en diciembre del 2022.

“Si usted va a un banco a buscar un préstamo y no tiene 24 meses de ´statement´ bancario no se lo aprueban”. “Entonces, ¿cómo una gente que tiene tres meses en un negocio o en algo va a pretender obtener algo que otro en cinco o seis años, lo tiene?”, reflexiona.

“Aquí se vive mucho de las apariencias, lo vivimos allá e igual lo traemos acá, se crea como una ilusión y el dominicano que está allá mira y quiere hacer, quiere tener, quiere pertenecer, pero no se da cuenta que todo es paso a paso”.

“Para posicionarme, tardé como tres años y medio, trabajé ese tiempo para otra persona”, confiesa.

“Esa fue mi base, aprendiendo cosas, el idioma, especializándose en cosas que allá no podía, luego que ya empecé a trabajar en el mercado descubrí un nicho“. Ahí empezaron las cosas a cambiar.

“Las joyerías aquí estaban concentradas en trabajar en relojes y diamantes, muy pocas se dedicaban al oro y allí vi una oportunidad“. Hoy, tiene tres sucursales.

“Yo vine a buscar trabajo por esta zona (de los joyeros judíos, que son los que dominan el mercado), pero las condiciones de trabajo no me gustaron”, afirma. Ahí pidió a Dios una oportunidad, una señal que le permitiera no tirar la toalla.

“En 2017 salí (renuncié) de mi trabajo con solo 10 dólares en los bolsillos y tenía que pagar renta que era más de mil”. En ese duro momento llega la señal que pedía.

“Un cliente que conocí, luego de preguntar por un localcito para poner un negocio, un ´basement´ (sótano) que me iban a alquilar por 500 dólares al mes”.

Con más dudas que certezas por no contar con recursos, ni clientes, ni trabajo para poder pagar el lugar y con una familia que mantener, habló para cuadrar todo.

“Yo hablé un viernes y quedé en juntarme el lunes siguiente con el inquilino, todavía no sé lo que iba a hacer y para hacerlo más complicado estaba sin presupuesto, de los 100 dólares que tenía, el sábado me quedaban como 40, entonces, el domingo el inquilino me llama y me dice que iba a mi casa porque quería hacerle una medalla a su esposa y me da 200 dólares. Esos fueron 2 millones de dólares para mí”.

“Cuando tenía el localcito en el sótano empecé a hacer mis diseños en anillos como lo hacía en RD, pero haciendo cosas personalizadas nadie hace dinero, por eso dije tengo que comprar y vender”. Ahí llegaron clientes que nos sirvieron de garantes.

Además, con la pandemia su negocio, contrario al de otros, empezó a despuntar aún más. Potencializa la parte digital abriendo una tienda online.

“Siempre estuve seguro que la gente en pandemia iba a querer invertir en pandemia, porque es una inversión segura”, añade.

Dominicano aceptado entre los joyeros judíos

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Por muchos es sabido que el mundo de la joyería en los Estados Unidos está dominado por judíos y que, ellos son un círculo muy cerrado y a veces poco receptivo.

Tocó la puerta de un judío para que le alquilara un pequeño local de su edificio y sorpresivamente este accedió, pero con una contraoferta.

“Me propone alquilar el edificio entero”, señala, asegurando que su reacción fue escéptica por ser un lugar en el centro de la ciudad y, porque tampoco contaba con los recursos para asumir dicho trato.

“Me pregunta cuánto dinero tenía en mi cuenta, le dije el monto, él aceptó quedarse con esa parte y el resto lo propuso sea completado con las mensualidades”. Él aseguró que la decisión del dueño del edificio, un empresario nativo de la India, estuvo fundamentada en lo poco que le duraban los inquilinos por lo que significa tener un local en el Diamond district. “Recuerdo que me dijo que prefería tener un solo dolor de cabeza fuerte que varios pequeños”.

“Yo me mudé a la zona un 12 y el 18 se cerró la ciudad por la pandemia“, rememora.

“Todos mis conocidos y hasta los mismos judíos cuestionaron que asumiera un gasto tan caro en plena pandemia, pero yo sabía lo que quería. Mi estrategia siempre fue online“.

“Por quedarle bien a él, los judíos se han convertido en mi principal garante”.

Inicios como joyero

Por necesidad. Así se inició en el mundo de la joyería en la República Dominicana con apenas 14 años ” No fue que yo quise”.

Yo vivía en Maquiteria, en Los Mina. (Joaquín) Balaguer (expresidente de RD) nos desalojó, nos mudamos a Los Frailes. Ahí empecé a limpiar zapatos con 9 años. De ahí a los 11 años mi abuela vendió la casa porque se quería ir para el campo”

“Nos fuimos a uno de El Seibo”. Cuando terminó el 8vo (ciclo básico de estudios), con 14 años decidió regresar solo a la capital para continuar mi formación.

“Ya sin el aval de mi abuela. Comencé a trabajar albañilería, pero no me gustó, lo encontraba un trabajo muy sucio, entonces, mi tío, quien es artesano de Larimar y Ámbar, me llevó a un taller y ahí comencé a aprender todo lo del oficio”, relata.

Ese oficio le ayudó a vivir de forma digna en una ciudad tan complicada y exigente como Nueva York y, posteriormente cumplir su meta de llevarse a sus hijas y familiares a esa ciudad y darle una vida digna.

Actualmente tiene a su cargo cuatro sucursales físicas, dos online y una que próximamente abrirá en República Dominicana.

Aportes a la cultura, el entretenimiento y la música urbana

El sueño de Javier es poder regresar a radicarse en República Dominicana, por eso ha adquirido varias propiedades, por eso, desde su posición, trata de ayudar a los dominicanos tanto de la diáspora como del país, cuando le presentan algún proyecto que él considera beneficioso para la cultura criolla.

“Yo veo el derrotero en el que, en los últimos años se ha convertido la juventud de mi país y uno quisiera que las cosas cambiarán, entonces, yo tengo que aportar lo mío para que eso cambie”.

“Aporto porque soy dominicano y quiero que la diáspora se desarrolle”. Una afirmación que toma fuerza cuando nos reveló las nacionalidades de su empleomanía.

“De los 56 empleados que tengo en mi empresa, 52 son dominicanos“, asegura orgulloso.

Aparte apoya económicamente a los jóvenes con talento tanto del deporte como en la cultura, “hemos patrocinado a equipos de béisbol, espectáculos, obras teatrales”.

Sin descartar en un futuro aspirar a un puesto político, criticó el nulo aporte que, a su juicio, hacen los delegados dominicanos a los diversos puestos electivos en favor de la diáspora.

“No entiendo los aportes que hacen los políticos de aquí en favor de sus compatriotas dominicanos“.

Un legado a sus hijas: el trabajo digno

Al ser cuestionado por Diario Libre sobre el legado que quisiera dejar a sus cuatro hijas (dos de su antiguo matrimonio y dos del actual), el trabajo digno fue su respuesta inmediata.

“A mí todo se me complicó. Nada lo he tenido fácil. He forjado mi camino a base de trabajo y perseverancia. Eso quiero que lo emulen”.

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“Mis hijas pueden decirlo a boca llena donde sea, yo no he caído en cosas malas, nunca he podido engañar a nadie”.

“Mi gran satisfacción ha sido haber logrado superarme sin hacer lo mal hecho. No tiene nada que ver con lo económico, y quiero que eso sea visto como un ejemplo“, añadió.

“Todo se puede lograr en la vida, porque de eso se trata, tú no le puedes decir a un joven que no puede hacer algo, porque cuando vea que otro sí lo hace, buscará la manera de hacerlo”.

“Todo se puede lograr, pero lleva su tiempo, paso a paso, sin querer saltar ningún proceso, la clave es el trabajo constante”, finalizó.

Periodista dominicano con experiencia en medios escritos impresos y digitales. Formado en el área de marketing digital y periodismo digital. También cuenta con experiencia en televisión.



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