En Sarasota, un paraíso de playas de arena blanca y aguas cristalinas al sur de Tampa (Florida, EEUU), Natalia Benavides ya vivió el huracán Helene, que dejó más de 100 muertos y 600 desaparecidos hace apenas un mes. Ahora, esta joven estudiante de 21 años ha tenido que dejar su campus del New College of Florida ante un inminente cierre de la ciudad. Hasta los puentes de la ciudad han sido bloqueados. La causa: la llegada a las costas del estado del huracán más fuerte de los últimos 100 años, Milton.
“Mi escuela envió el domingo un aviso de evacuación obligatoria el domingo por la tarde. Fue en el último momento y se tomaron muy en serio lo de que los estudiantes salieran del campus porque no sería seguro”, cuenta Benavides, ya desde Miami, donde se protege con su familia. La joven sentencia que este es el tercer huracán que ha tenido que vivir y que la del domingo ha sido su primera evacuación completa. “Conduje durante aproximadamente 4 horas desde Sarasota a Miami y evité el tráfico“, detalla. En las últimas horas, algunas carreteras del estado han experimentado un incremento de vehículos del 150%, lo que ha dejado a muchos atrapados durante varias horas.
Helene ya impactó dañó muchas propiedades con fuertes inundaciones en Sarasota. Esta tormenta aumentará ese daño
Con unas pocas pertenencias como libros, aparatos electrónicos y la comida que tenía en la nevera, Benavides dejó el domingo todo atrás con el temor por lo que se encontrará tras el paso de Milton y sin fecha de regreso a su vida normal. “Helene ya impactó mucho en Sarasota y dañó muchas propiedades con fuertes inundaciones. Esta tormenta aumentará ese daño y tendrá un impacto aún más duro”, sentencia, a la vez que se congratula de tener “un lugar seguro” donde ir. “He vivido tres huracanes y esto es lo peor que he visto“, asevera.
En su ciudad, las escuelas se han convertido en refugios improvisados, abastecidos con todo lo necesario para atender a quienes acudan allí. “Son un elemento básico de Florida y pueden albergar a muchas personas durante días. La gente va porque sabe que sus hogares no resistirán a la tormenta o porque no pueden evacuar a tiempo o eligen no hacerlo”, explica la joven. “Tengo amigos que han tenido que quedarse por esperar demasiado para evacuar o porque tienen una familia a la que cuidar”, añade.
Espero que el país se centre en ayudarnos porque sabemos que las consecuencias de Milton serán devastadoras
Benavides, que reconoce que tiene “mucho miedo”, sabe que verá numerosos daños tras su propia experiencia con los otros huracanes, como Irma, en 2017. “Espero que sea reparable. Cuando me fui, traté de llevarme todo lo que pude, pero tenía tanta prisa por evitar el tráfico que dejé mucho atrás”, reconoce. “Espero que el país se centre en ayudarnos porque sabemos que las consecuencias de Milton serán devastadoras“, reitera.
Edificios preparados
A tan solo dos horas de Sarasota, Vicky Figueroa, de 35 años y vecina de Clermont, en Orlando, ha decidido quedarse en su vivienda pese a que tiene un niño de tan solo un mes. Tras haber vivido en Miami y llevar toda la vida en el estado, reconoce que lo de los huracanes es algo que viven habitualmente. “En nuestro pueblo no ha sido obligatorio evacuar“, dice.
Después de toda la vida en Florida, ya estamos acostumbrados a esto
Para ella, que vive en una urbanización bastante nueva, “los edificios están preparados para recibir la tormenta“, aunque reconoce que siempre hay algo de temor porque haya inundaciones. “Tengo un poquito de miedo porque tengo un bebé recién nacido“, expresa, aunque reconoce que son muchos los que bromean con la llegada de ciclones. “La gente que ha venido a vivir aquí desde Nueva York o California después de la pandemia tiene más miedo. Nosotros, después de toda la vida en Florida, ya estamos acostumbrados a esto“, afirma.
Aún no se sabe cómo Milton llegará este miércoles a medianoche hasta su localidad, aunque el presidente estadounidense ya ha avisado este miércoles de que “es cuestión de vida o muerte”. Además, los meteorólogos esperan que Milton siga siendo un huracán de “gran magnitud extremadamente peligroso” cuando llegue a la costa centro-oeste y que mantenga su fuerza mientras se desplaza por esa península hasta el jueves. “Estamos recogidos por colinas, somos una de las zonas más altas de Florida”, confía Vicky.