
En apenas unos años, Williams ha pasado de ser un equipo de pilotos de pago a tener una de las duplas más sólidas de la parrilla. Con Alex Albon consolidado como líder desde hace varias temporadas y la llegada de Carlos Sainz tras su etapa en Ferrari, el conjunto de Grove ha dado un salto no solo en rendimiento, sino también en mentalidad.
Y su jefe, James Vowles, no tiene dudas: “Sigo manteniendo mis palabras. Williams tiene una de las mejores parejas de pilotos de la Fórmula 1”, dijo en el podcast de la F1, Beyond The Grid.

El team principal británico, que ha trabajado con grandes nombres durante su trayectoria, explica que la fuerza de su equipo reside en la ausencia de egos: “Nuestros dos pilotos tienen motivos para tener ego. Francamente, son rápidos y rinden al máximo. Pero ninguno de los dos lo tiene. Es un auténtico placer trabajar con ellos, porque hay algo mucho más grande que los tres, y es la organización”.
Vowles insiste en que tanto él como Albon y Sainz comparten un mismo objetivo: dejar su huella en el resurgir de Williams. “Mi objetivo en todo esto —igual que el de Alex y el de Carlos— es dejar nuestro ADN dentro del equipo para convertirlo en material de campeonato. Y eso, a su vez, les permitirá a ellos ganar campeonatos”.
La ética de trabajo de Sainz sorprende al equipo
El jefe de Williams reconoce que, pese a su experiencia, Sainz le ha sorprendido por su dedicación y su manera de trabajar con los ingenieros. “Tiene una forma de trabajar realmente buena, con comentarios muy claros y concisos que nos orientan en la dirección correcta. No tuve que pedirle que viniera a la fábrica. Un día llegó a las nueve de la mañana y ya estaba sentado con el equipo de aerodinámica, metido de lleno en conversaciones sobre detalles muy específicos”.
Aquella visita espontánea dejó huella en Grove: “Vimos cómo un grupo de unas quince personas empezaba a debatir y analizar aquello. Y eso no fue porque yo le dijera ‘Carlos, necesito que vengas a la fábrica un lunes a las nueve’. Fue iniciativa suya, porque quiere que el equipo tenga éxito. He visto muchos pilotos en mi vida, y es raro encontrar uno que, primero, esté despierto antes de las ocho de la mañana, y más aún, que quiera pasar su tiempo con el equipo de esa manera”.
Una adaptación más rápida de lo que parece
A pesar de los resultados —con Albon octavo del Mundial con 70 puntos y Sainz decimotercero con 32—, Vowles defiende que el español se adaptó antes de lo que muchos creen a un monoplaza muy distinto al Ferrari.
“Diría que le llevó algunas carreras, sin duda, ponerse completamente al día. Hay diferencias en la unidad de potencia y también en el equilibrio del coche, algo que —estoy bastante seguro— también está costando un poco a Lewis Hamilton. Nuestros coches son bastante distintos entre un Ferrari y un Williams”.
El propio Sainz insistió tras la clasificación de Bakú en que la transición había sido buena, y Vowles coincide: “Si recuerdas, alrededor del GP de Imola, superó a Alex en clasificación, y sus estadísticas en quali no son nada malas. Simplemente, su temporada ha estado marcada por una serie de eventos aleatorios imposibles de prever. Así que tiene parte de razón”.
Aun con la mala suerte que ha acompañado al madrileño, el jefe de Williams destaca la conexión humana que Sainz ha logrado con el equipo: “Creo que también se refiere a que se siente como en casa en Williams —como me pasa a mí también—, y eso ha sucedido muy rápido, porque el equipo es bueno haciendo que la gente se sienta así”.
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