Haití y su oscuro destino… en manos ajenas

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Haití y su eterno laberinto existencial; una sociedad que desafina en el concierto de naciones de la América latina con un descomunal atraso en el desarrollo humano, hoy en una encrucijada política llena de contradicciones e incertidumbres. Su inestabilidad arrastra graves consecuencias para República Dominicana. El típico nacional haitiano vive frente a la muerte mientras los dominicanos viven frente a la vida. Extraña, pero realista paradoja… Reminiscencias quizás de su pasado de esclavos, que ven el final de la vida como el proceso liberador y han vivido la eterna desesperanza y la explotación por sus connacionales de más preparación y nivel. La decisión de la Comunidad del Caribe (Caricom), el pasado lunes 11 de este mismo mes, unión de 15 países del Caribe, principalmente del Caribe Inglés, del que la República Dominicana es Observador, abordó la situación haitiana desde el ángulo político y promovió, con apoyo del gobierno de los Estados Unidos una solución exógena. Esto, entendiendo que por sí solo, Haití no sería capaz de superar su situación y viendo el que los organismos internacionales, han sido infuncionales. La “solución” consiste en la creación de un gobierno integrado por 12 representantes de las fuerzas políticas de esa nación. La paradoja es que son los mismos que han estado promoviendo el estado anárquico en que están sumidos y que tantas vidas ha cegado. Es la estrategia de “poner el ladrón a cuidar”…. Las bandas delincuenciales que controlan prácticamente Puerto Príncipe y mucho más, no surgieron de la nada, sino que fueron promovidas por esas mismas fuerzas políticas y perversos intereses económicos que hoy, con autonomía se financian con la extorsión, los secuestros, el tráfico de armas y drogas. El gobierno canadiense con leves pinceladas del gobierno americano, han identificado a varios funestos personajes, que desde el exterior se vinculan a estos grupos de delincuentes, dándoles estructura y soporte. Se opondrán a cualquier intento de desmembrar sus organizaciones. Lógico es que las personas conscientes de Haití, se opongan a una fuerza armada externa, de Kenia, dado la brutal experiencia con la Minustah y su sucesora la Minujsth, “el mismo espíritu con diferente nombre”, engendros con muchísima prensa y de actuación muy cuestionable. El ejército haitiano tiene alrededor de 10,000 hombres sobre las armas, con algún entrenamiento, que bien “el poder hegemónico” de los grandes países pudieran dotar y entrenar como fuerza de choque contra los bandoleros que anarquizan a Haití y esto sin envolverse directamente, como han pretendido, aunque el desplazamiento de haitianos hacia sus territorios, como meta, les aterra. La solidaridad tiene límites y esos particulares países solo los quieren en su propio territorio.

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