Según varios estudios científicos y según los expertos en nutrición, es por la noche cuando quemamos la grasa o, por el contrario, la almacenamos. Dependerá de tus hábitos nocturnos.
Algunos hábitos nocturnos son nuestros peores aliados en nuestra misión de perder esos kilos que subimos durante la contingencia. Acá te decimos cuáles son y sus consecuencias.
Simplemente porque el mejor momento del día para ganar peso es por la noche. El cuerpo pasa a modo de «reserva de energía» y este es el período durante el cual el cuerpo gasta pocas calorías y almacena el exceso de calorías.
Entre la medianoche y las 5 de la mañana, no debemos comer absolutamente nada
Este es el primer error o mal hábito que conlleva a engordar. “Entre la media noche y las 5 de la mañana no se debe comer. Nuestro cuerpo no se encuentra diseñado para ser alimentado por la noche, debido a que puede almacenar más y así aumentar de peso. Es algo simplemente hormonal, dado que nuestras hormonas no funcionan de la misma manera en el día y la noche.
Asimismo, se debe tener en cuenta que cuando se come algo nuestro organismo tarda tres horas en digerirlo. Incluso si sigues durmiendo luego de comer, tu cuerpo seguirá funcionando, por tanto, tu sueño no será reparador.
Comer grandes porciones por la noche generará el aumento de peso, y además afectará nuestro sueño
Durante el sueño, los ácidos grasos y el azúcar que no pudieron quemarse durante el día permanecen en nuestra sangre y se trasladan a los adipocitos. Los tejidos adiposos de estas células son particularmente permeables después del anochecer, dando como resultado que almacenemos más azúcares, grasas e incluso a la aparición de celulitis.
Comer demasiado tarde no solo engorda, sino que es peligroso para la salud
Este mal hábito puede aumentar el riesgo de diabetes. Un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Pennsylvania en estados Unidos, publicado en 2017, estudiaron a 9 adultos en los que algunos cenaron antes de la 7 p.m. y otros lo hicieron a las 11 p.m.
El grupo de investigadores descubrió que aquellos participantes que comían más tarde, en comparación con la condición diurna, su peso aumentaba. Cuando se impide a que el cuerpo ingiera alimentos durante más de 11 horas, los niveles de insulina disminuyen en la sangre.
La falta de sueño aumenta el apetito
Como ya se sabe, la falta de sueño trastorna al organismo y, en particular, aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión y obesidad. Algo que es un verdadero obstáculo para la pérdida de peso, ya que se puede subir de peso si es algo duradero.
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