El Gobierno dominicano debe aprovechar estas Navidades para hacer una pausa necesaria y reflexionar con responsabilidad sobre el rumbo del país. No se trata solo de balances económicos o cifras macro, sino de mirar con honestidad la realidad cotidiana de la gente: el alto costo de la vida, la inseguridad, el desempleo, la presión sobre los servicios públicos y la desigualdad que aún persiste. La Navidad es un tiempo que invita a la solidaridad, a la escucha y a la reconciliación. En ese espíritu, el Estado tiene la oportunidad de revisar si sus políticas están llegando a quienes más lo necesitan y si las decisiones tomadas han sido acompañadas de transparencia, eficiencia y sensibilidad social. Gobernar no es solo administrar, sino comprender el impacto humano de cada acción. También es un momento propicio para fortalecer el diálogo con los distintos sectores de la sociedad. Empresarios, trabajadores, jóvenes, comunidades y organizaciones sociales reclaman ser escuchados y tomados en cuenta. Sin consenso y participación, cualquier proyecto de desarrollo se queda incompleto. Que estas Navidades sirvan para reafirmar el compromiso con una gestión pública más cercana, justa y orientada al bien común. La República Dominicana necesita esperanza, pero sobre todo necesita acciones coherentes que conviertan esa esperanza en realidades tangibles para todos. **REDACCIÓN FV MEDIOS**
