Santo Domingo.- Graciela Abinader Arbaje, hija del presidente Luis Abinader, volvió a referirse este lunes al tema de la religión, luego de que un video anterior generara diversas opiniones y encendiera el debate en redes sociales. A través de su cuenta de TikTok, Graciela ofreció una reflexión más profunda sobre sus creencias, dejando claro que su intención no es criticar la fe de nadie, sino invitar a una práctica religiosa más coherente y humilde.
En su mensaje, la joven abordó lo que considera una incongruencia común en la sociedad actual: personas que se presentan como religiosas, pero actúan con juicio, exclusión y falta de empatía hacia los demás.
“Conozco a alguien que salió en un video maltratando una idea, y dos meses después publicó un estado en WhatsApp hablando de tratar bien al prójimo y citando la Biblia. Ustedes saben por dónde voy con esto”, expresó, haciendo alusión al contraste entre palabras y acciones.
Graciela explicó que muchas de sus ideas vienen de una intuición personal, pero que encontró respaldo en enseñanzas de la Iglesia, incluso de un Papa, lo que fortaleció su conexión con Dios. “Por más versículos que leas, por más que vayas a misa, si vives chismeando, criticando a la vecina, juzgando al que piensa distinto, siendo infiel, o creyéndote superior por saber de religión, ¿de qué sirve todo eso?”, cuestionó.
También enfatizó que no se considera perfecta ni superior, reconociendo errores del pasado. “Yo misma miro cosas que hice en el colegio y digo ‘¡Dios mío, qué vergüenza!’”, confesó. Pero destacó la importancia de tener humildad para reflexionar y crecer espiritualmente.
“La fe no se usa para señalar. Se usa para leer, entender y reflexionar. Lo importante es ser buenas personas. Hay gente que no practica ninguna religión, pero es más coherente en sus actos que quien se dice muy cristiano”, concluyó.
Su publicación ha sido ampliamente comentada, con opiniones divididas: algunos la aplauden por su honestidad, mientras otros critican el tono de sus palabras. Aun así, Graciela Abinader insiste en que el mensaje central es claro: más que aparecer religioso, hay que vivir la fe con coherencia.


