Gaza, en el abismo de una crisis humanitaria sin precedentes en seis…

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Jerusalén, 6 abr (EFE).- La Franja de Gaza se hunde en el abismo de su peor crisis humanitaria, con una hambruna que ya ha empezado a cobrarse vidas y con unos niveles de destrucción sin precedentes cuando se cumplen, mañana, seis meses de la guerra más letal para los palestinos, con más de 33.100 muertos.

«Durante los últimos seis meses, el pueblo de Gaza ha soportado un sufrimiento insondable. Casi 2 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, muchas de ellas en múltiples ocasiones», afirmó este sábado el coordinador humanitario de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Jamie McGoldrick.

Además de haber provocado el mayor éxodo de palestinos desde la Nakba (1948) -como los árabes se refieren a la creación del Estado de Israel- la guerra en Gaza tiene a la mitad de sus habitantes, más de un millón de personas, en «riesgo inminente» de hambruna y la desnutrición infantil ha alcanzado niveles nunca antes vistos.

Al menos 31 personas han muerto por malnutrición y deshidratación en el norte del enclave desde febrero, 27 de ellos menores -la mayoría bebés-, según la ONU. Más de 677.000 gazatíes sufren inseguridad alimentaria «catastrófica» y unos 28.180 niños padecen malnutrición -uno de cada tres menores de dos años tienen desnutrición aguda-.

Desde el inicio de la contienda el 7 de octubre han muerto 33.137 personas, más del 75 % civiles incluidos 14.500 niños, según datos del Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.

Los heridos superan los 75.800 y hay además casi 8.000 cuerpos que se estiman atrapados bajo los 26 millones de toneladas de escombros, en un territorio de 2,3 millones de habitantes.

Según la ONU, «La situación es sencillamente catastrófica», sentenció McGoldrick aunque valoró las medidas adoptadas ayer por Israel para facilitar la entrada de ayuda y la creación de una «célula de coordinación» entre el Comando Sur del Ejército y las agencias humanitarias para evitar incidentes como el del pasado lunes, cuando tropas israelíes mataron «por error» a siete empleados de la ONG World Central Kitchen.

Tras un ultimátum de EEUU -en una llamada telefónica el jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, amenazó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con retirar su apoyo a Israel-, el Gabinete de Guerra aprobó ayer aumentar el flujo de ayuda que entra a la Franja, que es sometida a exhaustivas inspecciones israelíes.

Israel accedió a abrir temporalmente el cruce de Erez, que conecta directamente con el norte donde las necesidades son más acuciantes, para trasladar alimentos, agua y artículos sanitarios desde el puerto israelí de Ashdod.

Además, se duplicarán los camiones, de 25 a 50, que entran desde Jordania a Israel por el cruce de Allenby, para ser luego introducidos al enclave; la reapertura de 20 panaderías en el norte de la Franja y la reactivación de la línea de agua de Nahal Oz, para que el agua potable llegue también al norte.

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Inspecciones más rápidas

De los siete cruces a la Franja, Israel solo permitía hasta ahora el paso por dos: Rafah, fronterizo con Egipto; y Kerem Shalom, entre Israel y en enclave por el sur; por lo que la distribución al norte era casi imposible por el nivel de destrucción y las pocas garantías de seguridad; además de la lentitud en el proceso de inspección, que ahora Israel se ha comprometido a acelerar sumando 100 camiones más por día.

«La comunidad humanitaria está preparada para aumentar la asistencia en Gaza, pero esto requiere mejor seguridad, mayor acceso y una facilitación más confiable por parte de las autoridades israelíes», aseguró contradiciendo la versión israelí de que las brechas en el reparto de ayuda se deben a la incapacidad logística de las agencias humanitarias, especialmente la UNRWA.

El subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios y Emergencias, Martin Griffiths, fue más duro y condenó la actual guerra como «una traición a la humanidad» durante seis meses «de luto y tormento».

«Para el pueblo de Gaza, los últimos seis meses han traído muerte, devastación y ahora la perspectiva inmediata de una vergonzosa hambruna provocada por el hombre», afirmó.

Médicos sin Fronteras (MSF), una de las principales organizaciones humanitarias que trabaja en la Franja, resumió estos seis meses de guerra como «una falta de respeto a la atención médica, las masivas víctimas civiles, la ilusión de la ayuda y la desnutrición».

“Ningún sistema sanitario en el mundo puede hacer frente al volumen de lesiones, tipos de heridas y afecciones médicas que vemos a diario en Gaza», afirmó la doctora Amber Alayyan, subdirectora para Oriente Medio de MSF, quien denunció la «destrucción sistemática y deliberada del sistema sanitario» por parte de Israel.

Antes de la guerra había 35 hospitales en la Franja, pero «ahora solo quedan potencialmente 10 o 12 centros semifuncionales, pero hay tantas personas desplazadas buscando refugio en ellos, que ni siquiera hay espacio para los pacientes», explicó.

MSF, junto con otras ONGs que trabajan en Gaza como Médicos del Mundo, Save the Children, Oxfam, World Vision o Alianza por la Solidaridad, han demandado un «alto el fuego permanente para poner fin inmediatamente a un castigo colectivo que dura ya seis meses».

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EFE, Sara Gómez Armas



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