Un residente de Columbia, Carolina del Sur, vivió un momento tan inesperado que pensó que era una broma: la Lotería Educativa del estado lo contactó para informarle que había ganado un premio de $1 millón.
Su reacción inicial fue colgar el teléfono y llamar a su esposa.
Cuando ella llegó a casa, él le comentó que tal vez acababa de convertirse en millonario.
Su esposa respondió incrédula: “Ay, por favor”. Ninguno de los dos creyó completamente la noticia hasta que visitaron el centro de reclamos de la Lotería y recibieron el cheque con la cantidad completa.
El premio provino de la promoción Royal Millions Second-Chance, una dinámica que permite a los jugadores registrar boletos raspaditos —ganadores y no ganadores— para participar por premios adicionales.
“Es increíble”, expresó el afortunado. “Es más dinero del que he visto en toda mi vida”.
En otro hecho reciente, un hombre de Michigan de 60 años ganó $6 millones con un boleto raspadito tras jugar durante más de 40 años.
Planea usar parte del dinero para ahorrar y tomar unas vacaciones.
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