Fundación Padrino | Cuando la periferia se adelantó al Estado

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La historia de la Fundación Padrino de la Educación y el Desarrollo es, en esencia, la historia de cómo una iniciativa comunitaria nacida en la lejana Provincia Bahoruco logró anticiparse a políticas que años después serían asumidas por el Estado. No como resultado del azar, sino de una convicción temprana: sin educación de calidad no hay igualdad de oportunidades ni desarrollo posible.

La organización nació como Comité Padrino de las Escuelas de Villa Jaragua, inspirada en un llamado del entonces presidente Leonel Fernández al empresariado nacional para apadrinar centros educativos. En una provincia donde ese empresariado no existía, la respuesta fue comunitaria, con lo que se gestó una experiencia inédita que, tras mostrar resultados concretos, evolucionó hacia la Fundación Padrino de las Escuelas de Bahoruco y, más adelante, hacia su actual denominación.

Muchas de las acciones impulsadas por la Fundación Padrino desde Bahoruco anticiparon políticas que hoy forman parte del discurso y de la práctica estatal. El acompañamiento integral al estudiante, la alimentación escolar, la exoneración de costos en programas educativos para adultos, el inglés como política pública y la formación técnico-profesional son ejemplos de iniciativas que nacieron desde la sociedad civil organizada.

Ese recorrido le ha valido a la Fundación evaluaciones sobresalientes por parte del Ministerio de Educación, así como reconocimientos del Ayuntamiento Municipal de Neiba y de la seccional del Colegio Dominicano de Periodistas, que la han distinguido como la entidad fuera del sistema educativo que más aportes ha realizado al desarrollo educativo de Bahoruco.

Una visión temprana sobre educación y desarrollo

Desde sus inicios, la Fundación colocó en el centro la idea de que el futuro depende del nivel educativo alcanzado. Bajo el lema “Tu futuro depende de ti, edúcate”, impulsó una prédica sostenida por la educación de calidad cuando ese concepto aún no ocupaba un lugar prioritario en la agenda pública nacional.

Durante más de 25 años, su trabajo se focalizó en la comunidad educativa, articulando encuentros con directores de centros, docentes, padres, madres y tutores, a lo que se sumaron jornadas sobre detección de la violencia infantil en el hogar y la escuela, talleres para superar la fobia a las matemáticas y las ciencias exactas, y encuentros provinciales de asociaciones de padres, madres y tutores, realizados en coordinación con las autoridades educativas.

Muchas de esas iniciativas, vistas en su momento como atípicas, terminaron convirtiéndose en referencias institucionales. Un ejemplo emblemático fue el acompañamiento a los estudiantes del Programa Especial de Educación para Adultos (PREPARA), para quienes la Fundación gestionó transporte y alimentación, además de impulsar la eliminación del pago mensual que gravaba su permanencia, medida que luego se extendió a nivel nacional.

La capacitación juvenil ha sido otro eje central del trabajo de la Fundación. Decenas de jóvenes de distintos municipios de Bahoruco han participado en talleres intensivos avalados por el INFOTEP, con módulos de Atención y Servicio al Cliente, Relaciones Humanas, Liderazgo Juvenil y Ética Profesional, ampliando sus posibilidades de inserción laboral en una provincia históricamente excluida.

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En paralelo, el impulso al inglés como herramienta de movilidad social marcó un antes y un después. Los programas de inglés de inmersión y habilitación docente permitieron que cientos de jóvenes bachilleres accedieran a competencias lingüísticas antes reservadas a sectores privilegiados, experiencia que luego se extendió a programas de inglés para niños, niñas y adolescentes, hoy activos en Neiba y Tamayo, con planes de expansión a toda la provincia.

Deporte, recreación y cohesión comunitaria

La Fundación Padrino asumió desde temprano que educar no es solo formar en el aula, sino también promover la disciplina, el trabajo en equipo y la sana recreación. En ese marco, ha entregado uniformes deportivos en todas las comunidades de la provincia Bahoruco y ha patrocinado torneos en distintos municipios, aportando equipamiento y respaldo logístico.

Una acción particularmente innovadora fue la organización del Torneo de Fútbol de la Zona Cañera, realizado en coordinación con el Consorcio Azucarero Central, en el que participaron 24 equipos de todas las comunidades cañeras. Más que una competencia deportiva, esta iniciativa se convirtió en un espacio de integración social, visibilización comunitaria y prevención de la violencia, en una de las zonas históricamente más vulnerables de la provincia.

Educación superior y movilidad académica

El compromiso de la Fundación no se detuvo en el nivel preuniversitario. A lo largo de los años, ha brindado apoyo directo a estudiantes universitarios mediante aportes de electrodomésticos y alimentos a casas de estudiantes en Barahona y en Santo Domingo, contribuyendo a aliviar las condiciones materiales de jóvenes provenientes de familias de escasos recursos.

Asimismo, la Fundación ha respaldado a estudiantes que cursan estudios superiores de grado, posgrado y maestrías en distintos países, reafirmando su visión de que la educación es una inversión social de largo plazo y una herramienta real de transformación individual y colectiva.

Una nueva etapa de ampliación del impacto social

En esta nueva etapa, la Fundación Padrino ha decidido ampliar su radio de acción incorporando el fomento del emprendimiento como herramienta de desarrollo social. Su agenda incluye el impulso a la agroindustria, mediante el procesamiento y mejor aprovechamiento de productos como la toronja, el mango, el aguacate y la ciruela, así como el fortalecimiento de la artesanía local a partir del coco, el pendón de la caña y el yeso.

A ello se suma la proyección de un Observatorio Educativo de la Provincia Bahoruco, concebido como un espacio de análisis, seguimiento y propuesta que articule datos, experiencias y políticas orientadas a mejorar la calidad educativa y la toma de decisiones públicas.



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