Por Abril Peña. Si bien la Fuerza del Pueblo se ha colocado en la cima de la oposición, no menos cierto es que en esta lucha por votos y estructuras parece perder de vista algo vital para su supervivencia: el futuro. ¿Puede sobrevivir un partido que transmite que no se puede aspirar a su mayor candidatura ni a corto ni a mediano plazo? La dinámica recuerda al balaguerismo: ‘mientras yo respire, que nadie aspire’. Con una diferencia clave: no solo se trata de Leonel Fernández, sino también de una sucesión de facto en su hijo, Omar Fernández, joven carismático, preparado y popular, pero que coloca un candado a la competencia interna. Un partido político no puede funcionar como monarquía. La política se alimenta de la competencia de ideas, liderazgos y generaciones. Y cuando esa competencia se inhibe, lo que se siembra es frustración. Los talentos se congelan. El ejemplo de Rafael Paz es elocuente. Tuvo que esperar a que ‘Simba’ decidiera si iba a la alcaldía o a la senaduría, para terminar quedándose sin espacio, pese a su disciplina y madurez política, cualidades que pocas veces se ven en la política dominicana. Lo mismo podría ocurrir con otros perfiles como Franklin Rodríguez o Tobías Crespo: figuras con proyección que saben que, por más que se vistan, no van. Un exceso de confianza puede llevar a cercenar carreras, liderazgos y sueños. Y eso, tarde o temprano, pasa factura. La historia política dominicana está llena de ejemplos de partidos que, al impedir que nuevos liderazgos florezcan, terminaron erosionados desde adentro. ¿Fuerza o debilidad? La Fuerza del Pueblo tiene hoy cohesión, visibilidad y la ventaja estratégica de un PLD debilitado. Pero corre el riesgo de hipotecar su futuro si se convierte en un partido cerrado, donde las candidaturas están definidas de facto para los próximos diez o doce años. La pregunta es clara: ¿puede un partido que se vende como alternativa real al poder darse el lujo de sofocar a sus propios cuadros? Porque los liderazgos no florecen por decreto, y la política dominicana nunca ha perdonado el estancamiento. En definitiva, lo que hoy es fuerza podría mañana convertirse en debilidad. **REDACCIÓN FV MEDIOS**



