A pesar de la preocupación del sector arrocero dominicano por la entrada de arroz libre de arancel desde Estados Unidos en 2025, según el DR-Cafta, el administrador general del Banco Agrícola cree que la calidad y volumen del arroz dominicano lo mantendrán competitivo.
Aún con el cumplimiento del cronograma de desgravación del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centro América y Estados Unidos, Fernando Durán explicó que importar arroz durante esta temporada desde Estados Unidos puede salir más caro que el precio al que actualmente los consumidores dominicanos adquieren el cereal.
“Eso de que el arroz viene más barato, eso es muy relativo hoy día”, aseguró, agregando que el sabor del arroz estadounidense lo coloca en desventaja con el que se produce en tierras dominicanas.
“El arroz importado de Estados Unidos no gusta en República Dominicana. Ese arroz se mezcla cuando llega aquí, en una proporción de dos terceras partes, o una tercera parte. No se vende directamente, porque las variedades que ellos usan no tienen la palatabilidad que le gusta al dominicano. Eso, de alguna manera, es una barrera técnica”, observó.
Mejorar la tecnificación
No obstante, el funcionario dijo que tiene conocimiento de que el gigante norteamericano está actualmente invirtiendo en investigación para mejorar genéticamente su cereal y así alcanzar sus objetivos comerciales con el mercado dominicano.
Esto exige que el arroz que se siembre en el país provenga de semillas certificadas que garanticen mayor rendimiento, acompañado de tecnologías para mecanizar su producción.
El Banco Agrícola cuenta con dos proyectos en esa dirección: el primero, que cuenta con apoyo de las autoridades de China, consiste en una estación experimental en Bonao, provincia Monseñor Nouel, para el análisis y producción de nuevas variedades de semillas de arroz.
La formulación de la segunda iniciativa ya está terminada. Se trata de una operación de 70 millones de dólares, facilitados por el gobierno de Japón, para ser facilitados a los productores que busquen tecnificar sus parcelas de arroz y mejorar su sistema de riego, a tasas “muy atractivas”.
Durán entiende que el país tiene aún muchas oportunidades para reducir costos a través de la automatización de muchas de las tareas que involucra la producción de arroz criollo, economizando los costos de producción de los arroceros.
Complemento a facilidades otorgadas
Estas iniciativas acompañarían las facilidades que el Gobierno otorga a este sector a través de los subsidios a los fertilizantes que se usan en su siembra, así como el financiamiento otorgado para su pignoración, que Durán estima entre 600 y 800 millones de pesos cada año.
El arroz es, tradicionalmente, el cultivo que goza con mayor financiamiento desde el Banco Agrícola. Los productores desembolsaron 990 millones de pesos para costear 127,263 tareas de tierra, el 19.47 % de los 5,083 millones de pesos que se desembolsaron entre enero y marzo para otros rubros agrícolas.
En el 2023, los desembolsos totalizaron 4,258.7 millones de pesos que financiaron el cereal en 720,432 tareas de tierra. Esto representó el 18.35 % de los 23,205 millones de pesos otorgados a los productores el año pasado.
“Hoy día, nosotros podemos decir que tenemos un sistema productivo arrocero muy eficiente y en camino de, permanentemente, seguirlo mejorando”, apuntó Durán, quien entiende que la presente gestión se ha comprometido para proteger la producción y rentabilidad del productor nacional ante “cualquier situación que se presente en el marco del DR-Cafta“.