CHICAGO – El béisbol de Grandes Ligas está de luto tras conocerse el fallecimiento de Ryne Sandberg, legendario segunda base de los Cachorros de Chicago y miembro del Salón de la Fama, quien murió este lunes 28 de julio a los 65 años de edad a causa de un cáncer de próstata.
Sandberg, uno de los jugadores más influyentes de su generación, había revelado en enero de 2024 que padecía de cáncer de próstata metastásico. Aunque en mayo anunció que estaba libre de la enfermedad, meses más tarde informó que el cáncer había regresado y se había propagado a otros órganos.
Un legado imborrable
Durante 15 de sus 16 temporadas en las Grandes Ligas, Sandberg se convirtió en un ícono de los Cachorros y redefinió el rol ofensivo de los jugadores del cuadro medio en los años 80. Fue seleccionado en 10 Juegos de Estrellas, ganó nueve Guantes de Oro y recibió siete premios Silver Slugger, la mayor cantidad para un segunda base en su momento.
En 1984, Sandberg fue reconocido como el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, liderando a Chicago a su primera clasificación a la postemporada en 39 años. En esa campaña bateó .314, con 19 jonrones, 114 carreras anotadas y 32 bases robadas.
Cifras de por vida
2,386 hits
282 jonrones (récord para un segunda base al momento de su retiro)
344 bases robadas
.282 promedio de bateo
MVP de la Liga Nacional (1984)
Inducido al Salón de la Fama en 2005
Sus inicios y el traspaso que cambió la historia
Originario de Spokane, Washington, fue seleccionado por los Filis de Filadelfia en la 20.ª ronda del draft de 1978. Debutó brevemente en las Mayores en 1981, pero su carrera dio un giro decisivo tras ser traspasado a los Cachorros junto a Larry Bowa en una transacción que involucró al torpedero Iván de Jesús.
En 1983 se consolidó como segunda base titular, y desde entonces se convirtió en el rostro del equipo durante más de una década.
Una leyenda eterna en Wrigley Field
Además de sus logros individuales, Sandberg fue siempre admirado por su ética de trabajo, humildad y liderazgo dentro y fuera del terreno. Fue una inspiración para generaciones de fanáticos y jugadores, y su número 23 fue retirado por los Cachorros como homenaje permanente a su impacto en la franquicia.