El exrector del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), Miguel Escala, consideró viable y positiva la propuesta de unificación de los ministerios de Educación (Minerd) con el de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt).
De acuerdo a lo explicado por el académico, en muchos países de América Latina la educación superior no es dirigida por un ministerio, sino, que forma parte de otro estamento gubernamental.
“Si usted revisa los sistemas de educación superior de América Latina, son muy pocos los que tienen el Ministerio aparte y eso le está diciendo que de alguna manera se puede manejar desde el Ministerio de Educación o con instituciones de evaluación y acreditación”, precisó.
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Es partidario de evitar que el Estado intervenga demasiado en las universidades, al recodar que esos centros de altos estudios tienen su autonomía por ley.
A su entender, la misión de supervisar el crecimiento, o sea, el desarrollo y la calidad de las universidades, podría hacerse desde un viceministerio.
Inglés por inmersión
El académico, con un doctorado en Educación Superior de la Universidad Estatal de Pennsylvania (Penn State), precisó que otras tareas que se le han añadido a la Educación Superior, como es el caso de la enseñanza del inglés por inmersión, podría también hacerse desde otra instancia del mismo Minerd.
Ciencia y Tecnología
En cuanto al área de Ciencia y Tecnología, que en principio estuvo bajo la sombrilla del Secretariado Técnico de la Presidencia, que se convirtió después en el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd), favorece que vuelva a sus orígenes.
“Ciencias y tecnologías son aspectos que hay que apoyar porque, obviamente, fortalecen todo lo que es el aparato productivo, las innovaciones y la competitividad del país”, precisó Escala.
Becas
Otro gran tema de la educación superior, que ha tenido mucha incidencia en el sector, es el relativo al otorgamiento de becas.
Sobre ese programa, consideró que se debe hacer una evaluación profunda para establecer su impacto y el nivel de retorno e inserción en el mercado laboral de esos profesionales.
Asimismo, favorece que la coordinación y selección esté a cargo de instituciones con credibilidad, incluyendo ONGs vinculadas al tema.
En ese contexto plantea: “yo haría una convocatoria para que las instituciones que consideren puedan participar, lo hagan, pueden ser instituciones privadas. O sea, una ONG que se dedique a eso, con fondos del Estado, para que sea un proceso transparente y de seguimiento, porque no sabemos qué ha pasado con muchos becados que se fueron hace muchos años, no se amarraron con las universidades ni con las empresas para que volvieran a trabajar a ellas”.
Otro aspecto a evaluar, a su entender, es lo relativo a la elección de las universidades internacionales, al indicar que las escogidas no son, necesariamente, las mejores. “Si usted compara el programa de nosotros con el de Panamá, notará la diferencia. En Panamá usted tiene que ser admitido a una universidad entre una lista de 100 universidades que tiene el Gobierno, cuando lo admiten, entonces, usted busca la beca, pero se va amarrado con una institución panameña, una universidad, un centro de investigación o una empresa y cuando regresa tiene que incorporarse a trabajar. Es muy diferente a lo que hemos hecho en el país con nuestro sistema de becas”. El maestro ve la propuesta de fusión como una buena oportunidad para que el sistema de becas pueda ser mejor aprovechado, financiado por el Estado, por organismos internacionales y privados, pero que se maneje con mayor transparencia.