Santo Domingo. – Juan Luis Reyes Carvajal pasó más de una década tras las rejas. Cumplió 10 años y 6 meses de prisión, primero en La Victoria y luego en el penal de Higüey, donde fue trasladado tras sobrevivir al incendio ocurrido en la celda 34 del penal capitalino.
Reyes fue condenado por un intento de atraco a un sargento pensionado de la Marina. Asegura que no hubo víctimas mortales en el hecho y que fue acusado junto a otro compañero.
Sobre el incendio que marcó su traslado a Higüey, explicó que logró sobrevivir porque salió temprano a buscar desayuno. Dos de sus compañeros murieron calcinados al quedarse dormidos dentro de la celda afectada.
Reyes describió su vida en prisión como “lo peor” que ha vivido. Señaló que en La Victoria las condiciones eran extremadamente precarias: “Si no haces tu diligencia, no comes. A veces uno se quedaba sin comida por no llegar a tiempo a la fila del tanque de agua”.
Contó que para conseguir algo de comida tuvo que trabajar cocinando para otros presos, en lo que se conoce como «soplar anafes», a cambio de lo que fuera, incluso un poco de concón con grasa.
Sobre las condiciones de descanso, fue enfático: “Dormir era un infierno. Si no tenías dinero para pagar una cama, dormías donde pudieras: parado en un baño, amarrado a una escalera, en una hamaca improvisada o encima de un murito en los pasillos”. Según dijo, una cama costaba entre 1,500 y 2,000 pesos semanales, una suma que no todos podían pagar.
Reyes hizo un llamado a las autoridades judiciales para que investiguen bien antes de condenar a una persona. “Hay muchos presos que están ahí siendo inocentes, pagando por algo que no hicieron”, afirmó.
También envió un mensaje a los jóvenes: “Salgan de la calle mientras puedan. En la cárcel es que uno ve quién es su familia, quién es su amigo. Allá adentro es que se sufre. No se lo deseo a nadie”.
Actualmente en libertad, Juan Luis Reyes Carvajal busca rehacer su vida y advierte sobre la realidad del sistema penitenciario desde su experiencia personal.