La cara de Teresa Ribera se convertirá en común en el día a día de Bruselas durante los próximos años. Esa es la realidad. La española será la vicepresidenta de Transición Ecológica y de Competencia en la nueva Comisión Europea capitaneada, de nuevo, por Ursula von der Leyen. Sobre el papel, puede parecer que la primera pata será la importante de su cometido, pero no: para el devenir de la UE es más relevante la parte de Competencia. Y ahí Ribera tiene mucho que aprender de su predecesora, Margrethe Vestager. La danesa le ha dejado el camino bien dibujado.
“Mi casa, mis normas”. Es una de las frases más repetidas en Bruselas en los últimos años, abrazada por Vestager y que ahora tendrá que repetir Ribera. El carácter de la danesa le sirve a la española como referencia: comunicación directa, talante y claridad a la hora de dejarles los mensajes claros a las grandes empresas. Además, Ribera tendrá que ‘convivir’ con Henna Virkkunen, vicepresidenta de Soberanía Digital, pero no se espera el mismo choque de egos que se ha dado en la última legislatura entre Vestager y el francés Thierry Breton.
La lista de ‘logros’ de Vestager frente a las Big Tech es una muestra de cómo puede actuar Ribera en sus nuevas competencias. Que se lo pregunten a Google, pues en 2022 el TJUE confirmó los 4.125 millones de euros de la multa récord al gigante tecnológico impuesta en 2018 por obstaculizar a la competencia a través del dominio “desleal” con el sistema Android. La justicia, de hecho, recortó la sanción en 125 millones de euros, y en 2021 había ratificado otra de 2.400 millones por “sus prácticas anticompetitivas” en el mercado de comparación de precios.
“Vestager es quizá la comisaria más relevante en la toma de decisiones. Más allá de generalidades, su perfil ha sido en muchos momentos el más fuerte de la Comisión”, explican fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. “Se ha reforzado la política de mercado único para crear esa igualdad que se busca, pero sobre todo lo que se ha hecho es ponerse muy en serio con el cumplimiento de las políticas de competencia”, resumen fuentes del Parlamento Europeo, que celebran que se haya “trabajado bien en ambas ramas”. Por un lado, con “nuevas legislaciones para el mercado único, también protegiendo nuestras propias empresas”. Y por otro a través de la competencia: “Lo que hace ahí la UE es vigilar que las empresas cumplan con nuestras normas”.
Otra lección que puede apuntar Ribera es más geoestratégica: hay que competir con Estados Unidos y China. “No hay un Google europeo, pero ese no es el verdadero problema. Hay que sentar unas bases para que la UE sea competitiva”, concluyen las fuentes; esa guía ya está también incluida en el informe Draghi. Andrea G. Rodríguez, investigadora asociada del Centro de Estudios de Política Europea (CEPS), comenta que esa competitividad pasa por la inversión, la capacidad de innovación y relevancia. “Entonces, cuando hablamos de competitividad en la Unión Europea, sobre todo se está hablando de dos maneras. La primera manera es en temas emergentes, pues en aquellos mercados que van a ser cada vez más relevantes, como puede ser el tema de la inteligencia artificial. Y luego también la Unión Europea habla también de competitividad en términos de autonomía estratégica”, desarrolla.
Hay que apostar por nuevas legislaciones para el mercado único, también protegiendo nuestras propias empresas
Eso no será solo tarea de Ribera, pero la Competencia es lo que pone coto a las prácticas desleales con “los valores” de la UE. “El punto de partida de China a principios de los 2000 no es el punto de partida de Europa”, avisa Rodríguez, por eso hay que acelerar todos los planes a futuro: “Diez años es absolutamente nada, porque se tarda muchísimo en desarrollar y, sobre todo, lo más importante es que no hay suficientes empresas; en el mercado no hay suficiente capacidad de sustitución. Entonces, hay componentes muy clave que, aunque tú quieras trabajar mucho en ellos, es que no lo vas a poder conseguir”, comenta. Estos son por tanto grandes deberes por cubrir, con prisa y, además, sin pausa porque la realidad apremia.
No hacen falta grandes discursos… sino mensajes muy claros. Eso lo ha aplicado Vestager durante la última legislatura. Como comisaria ha impulsado contactos regulares con las empresas, pero no se ha dejado manipular; se ha erigido como una figura de demonio para las tecnológicas, y como ángel desde el punto de vista europeo. Ha sido, de hecho, la encargada de “proteger el mercado único”, sin mucho ruido y alguna derrota… porque no se puede ganar siempre. Ribera tendrá que tomar nota y saber elegir qué batallas disputar frente a las big tech, aunque a efectos prácticos de momento lo que hable sean solo los números, es decir, las multas.
Google, Amazon o Meta esperan a Ribera
Solo por vulneración de la privacidad, Meta, Google y Amazon suman multas por valor de 3.440 millones de euros, pero es que además en el caso de Amazon el rizo todavía riza aún más puesto que en 2022 se libró de una sanción de 746 millones de euros al llegar a un acuerdo con la Comisión Europea. Los tres gigantes tecnológicos, de hecho, acumulan en torno al 90% de las medidas que ha tomado la UE en este sentido. Meta, con todo, es la compañía más sancionada por parte del Ejecutivo comunitario o por las autoridades nacionales.
Teresa Ribera, visto lo visto, tendrá que convivir a partir del 1 de diciembre -cuando arranca la nueva Comisión Europea- con la alargada sombra de Margrethe Vestager. Hereda un porfolio sobre el que hay ya mucho avanzado. La Competencia, aunque poco sexy, es uno de los grandes pilares de la UE actual, pero también puede ser un regalo envenenado: la española no solo tiene que tomar nota de los hechos, sino también de las formas de una política que se construyó su propia figura ajena a grandes discursos o roces innecesarios con sus colegas.