Estimular el nervio vago puede aliviar la depresión: estudio #FVDigital

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Nick Fournie tenía 24 años cuando un día aparentemente rutinario se convirtió en el inicio de una lucha contra una depresión severa. Mientras cortaba el césped, su perspectiva sobre la vida cambió abruptamente, sumiéndolo en un estado de tristeza profunda.

Su vida, hasta entonces estable, se transformó en un desafío constante tanto para él como para su esposa Mary, quienes durante años buscaron sin éxito una solución que pudiera devolverle la felicidad, cuenta la historia reseñada por CNN.

A pesar de múltiples intentos con diferentes medicamentos, ninguno resultó efectivo. Los efectos secundarios, que a menudo incluían episodios psicóticos y paranoia, complicaban aún más su situación. “Parecía que cada día duraba dos”, recordó Nick, mientras describía un periodo en el que su capacidad para funcionar estaba profundamente comprometida.

Hace casi 20 años, la hermana de Nick, una enfermera, le habló sobre un nuevo tratamiento llamado estimulación del nervio vago (VNS). La FDA acababa de aprobar este enfoque como terapia complementaria para adultos con depresión crónica o resistente al tratamiento que no respondían a al menos cuatro antidepresivos.

Este método, basado en la estimulación eléctrica del nervio vago a través de un dispositivo implantado, prometía una nueva esperanza para quienes habían agotado otras opciones.

Cómo funciona la estimulación cerebral

El procedimiento implicaba la inserción de un pequeño generador de pulsos debajo de la clavícula, conectado al nervio vago mediante un cable. Este nervio, que actúa como una autopista bidireccional entre el cerebro y varios órganos, transmite señales que pueden influir en el estado de ánimo.

La frecuencia estándar de estimulación es de 30 segundos cada cinco minutos, proporcionando una intervención constante.

Nick fue uno de los participantes en los ensayos iniciales dirigidos por el Dr. Charles Conway, quien lidera investigaciones en trastornos del estado de ánimo en la Universidad de Washington.

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Con el dispositivo activado, Nick comenzó a notar mejoras significativas en su calidad de vida. Hoy, a sus 62 años, combina el tratamiento VNS con antidepresivos seleccionados por su médico, y afirma que el cambio fue radical: “Siento alegría todos los días”.

De los pacientes con dispositivos activos, un 18% experimentó una mejoría de al menos el 50% en sus síntomas, mientras que un 53% reportó avances en su calidad de vida. Estos efectos acumulativos se observaron principalmente en los últimos meses del ensayo, lo que refuerza la idea de que la terapia VNS requiere tiempo para alcanzar su máximo potencial.

El grupo con dispositivos inactivos también mostró cierta mejoría, un fenómeno que los investigadores atribuyen a posibles efectos placebo o expectativas positivas relacionadas con el tratamiento. Al final del ensayo, los dispositivos inactivos fueron activados, permitiendo que todos los participantes se beneficiaran.

A pesar de las limitaciones observadas, como la baja tasa de respuesta completa, los hallazgos son esperanzadores. “Lo importante es que los pacientes informan mejoras reales en sus vidas”, afirmó el Dr. Conway, quien espera que estos resultados impulsen una mayor aceptación de la terapia por parte de aseguradoras y sistemas de salud.

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