Esta Vez, la Oposición Somos Todos

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Por Nilsa López

Las elecciones presidenciales y congresionales de 2024 en la República Dominicana han resultado en un panorama político preocupante. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha obtenido una mayoría decisiva en el Congreso Nacional, lo que plantea serias preocupaciones sobre la gobernanza democrática y la protección de derechos. Este artículo examina los efectos potencialmente negativos de esta mayoría, destacando la importancia de la oposición ciudadana y los riesgos que enfrentan las minorías y comunidades en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, es fundamental considerar que, en otros contextos sociales y para algunas posturas políticas, una mayoría en el Congreso puede dar la sensación de «equilibrio político» siempre que esta mayoría priorice el interés del bien colectivo por encima de sus intereses individuales.

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La Preocupación de un Mapa Completamente Azul

Aunque algunos argumentan que un congreso dominado por un solo partido ofrece estabilidad política, esta situación puede ser preocupante. El control absoluto del PRM sobre el Congreso Nacional significa que pueden aprobar leyes, presupuestos y ejercer otras atribuciones sin resistencia significativa. Esta falta de oposición efectiva podría llevar a la aprobación de políticas conservadoras que no representan los intereses de toda la ciudadanía (Levitsky & Ziblatt, 2018). En el Congreso, las conversaciones pueden carecer de voces disidentes y perspectivas distintas, lo cual es un riesgo evidente: «nunca pongas en tu directiva a personas que solo te digan que sí».

La separación de poderes, fundamental para la democracia, está en riesgo cuando el Congreso no puede supervisar adecuadamente al Ejecutivo. Este desequilibrio puede conducir a abusos de poder y a la implementación de políticas que favorecen a un grupo reducido, en detrimento de los derechos de las minorías (Diamond, 2015). Aunque es posible que los legisladores actúen con objetividad, debemos permanecer vigilantes.

El oficialismo tiende a ser conservador, lo que representa un riesgo significativo para los derechos de las mujeres, la comunidad LGBTQ+ y otras minorías. La mayoría de los legisladores del PRM se oponen a los derechos reproductivos de las mujeres. Recordemos las vistas públicas en torno al Código Penal y las 3 causales. Esto podría resultar en la aprobación de leyes restrictivas que vulneren los derechos fundamentales de estas comunidades, retrocediendo décadas de avances en derechos humanos (Human Rights Watch, 2024).

Además, no debemos olvidar a las comunidades en estado de vulnerabilidad, las personas con discapacidad y los debates en torno al TEA, TDAH y otros temas de salud igualmente importantes. Como ciudadanos, nuestro trabajo se ha elevado; veámoslo como una oportunidad para contribuir al bien común.

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El Papel Vital de la Oposición Ciudadana

En una democracia saludable, la oposición no se limita a los partidos políticos; incluye a la sociedad civil y a los ciudadanos individuales. La oposición implica responsabilizar a quienes están en el poder, abogar por políticas alternativas y asegurar que se escuchen diversas voces en el debate público (Sartori, 1976). Con un Congreso dominado por el oficialismo, la participación activa de la ciudadanía se vuelve más esencial que nunca. Entonces, surge la pregunta: ¿Cómo lo hacemos?

Los ciudadanos pueden involucrarse en el proceso político a través de movimientos sociales y la unión a organizaciones cívicas. La defensa de los derechos y el activismo son herramientas esenciales para influir en las políticas públicas y asegurar que el gobierno sea receptivo a las necesidades de todos, no solo de la mayoría conservadora (Putnam, 2000).

El acceso a información imparcial es vital para la ciudadanía. Los medios independientes son fundamentales para escrutar las acciones del gobierno y garantizar la transparencia. En un entorno dominado por un solo partido, el papel de los medios de comunicación independientes es aún más importante para evitar la concentración de poder y proteger los valores democráticos (Habermas, 1989). Además, pensemos en el poder que tenemos en nuestras manos cada vez que sostenemos nuestros dispositivos electrónicos; esta es una oportunidad crucial para replantearnos el buen uso de nuestras plataformas digitales como individuos y personas políticas.

Es fundamental fortalecer las instituciones democráticas. Como ciudadanos, podemos abogar por el fortalecimiento y la preservación de estas instituciones para mantener una democracia saludable (O’Donnell, 1994). Mecanismos como las instituciones de derechos humanos son esenciales para abordar quejas y garantizar la rendición de cuentas.

En este momento, los ciudadanos tienen un papel determinante al actuar como oposición, asegurando que se respeten los principios democráticos y se protejan los derechos de todos. Ante el actual panorama político, reflexionemos: ¿Cómo podemos, como ciudadanos, equilibrar el poder de un partido mayoritario en el Congreso para asegurar que se respeten los principios democráticos y los derechos en la República Dominicana?



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