El próximo 16 de agosto comienza de manera formal el segundo mandato del Presidente Luis Abinader, y con dicho periodo gubernamental, también inician los 4 años más difíciles de gobernar por parte del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Un gobierno que inicia con muchos retos y con reformas de ejecución obligatoria. El reto mayor del gobierno que comienza en unos días, es llevar a cabo dichas reformas manteniendo la gobernabilidad y la paz social que hasta ahora tiene la República Dominicana.
En tal sentido, si de reformas vamos a hablar, nuestro país necesita ser reformado casi en su totalidad. El problema es que los gobiernos anteriores siempre han echado a andar los “parches reformas”, en los primeros años de gobierno y no luego de una reelección. A Luis Abinader le tocará someter al país a reformas tan necesarias como dolorosas y a la vez, ser el protagonista de que su partido se mantenga en el poder, ya sin ser el presidente / candidato presidencial. En sus manos está la responsabilidad de mantener el poder o cargar con el peso de perderlo en el 2028.
La pasada campaña electoral nos dejó gratas experiencias, entre las cuales estuvo la convergencia de partidos políticos más grande de la historia (AvanzaRD), y a su vez es por sí misma la mayor cantidad de compromisos políticos de la historia. Los apoyos políticos no son gratis, todos y cada uno tienen un precio en mayor o menor medida, pero tienen un precio. Ese precio tendrá que pagarse en los días por venir hasta el 16 de agosto (pienso yo). Aunque en estas repúblicas bananeras, un Presidente es lo más parecido a un dios en la tierra, y hasta da la impresión que en ocasiones, un Presidente es dueño del tiempo. Por lo tanto, cómo y cuándo honrará los compromisos de campaña, sólo Luis Abinader sabe.
Mientras los días pasan, las reformas están pendientes, los organismos multilaterales de financiamiento ven con preocupación el gasto corriente del gobierno y los compromisos políticos no hacen más que aumentar dicho gasto.
