REDACCIÓN.- Los perros acompañan a los humanos hace miles de años, y gracias a eso desarrollaron un vínculo único y profundo con sus tutores. Esta relación se basa en la lealtad, el amor y la comunicación, donde ambos aprenden a entenderse mutuamente. Estos animales no solo son compañeros de vida, sino también integrantes de la familia que aportan alegría en cada rincón del hogar.
Una de las formas en que los perros expresan sus emociones es a través del llanto. Aunque puede parecer una simple manifestación de tristeza, las razones detrás de esta manera de manifestarse son diversas.
Entender estos signos es crucial para fortalecer la conexión con ellos y asegurar su bienestar, lo que les permite a los tutores responder adecuadamente a sus necesidades emocionales y físicas.
Qué expresan los perros cuando lloran
El llanto en los perros es una forma de comunicación que puede demostrar múltiples sensaciones. Una de las causas más comunes es para llamar la atención, o para pedir algo como comida, juguetes o porque quiere salir a pasear.
Por otro lado, desde el American Kennel Club afirman que “el lloriqueo puede ser un comportamiento sumiso, una forma de decir ‘Tú mandas’. Cuando regañas a tu perro por morder tus zapatos o tirar el bote de basura, es posible que se queje como parte de su disculpa”.
También pueden llorar por dolor o malestar, lo que señala que algo afecta su salud. Si el perro se queja al realizar ciertos movimientos, como al subir y bajar de un sillón, puede que tenga molestias físicas y deba asistir a una consulta veterinaria.
Las situaciones de estrés pueden generar esta respuesta en los perros. Esto puede darse ante cambios drásticos, o al sentir la ausencia de alguien. Si lloran antes de que una persona se vaya del hogar o al sentirse solos, puede que tengan ansiedad por separación y se deba consultar a un especialista para tratarla.
Cómo hacer para que mi perro no llore
Las estrategias para disminuir la frecuencia de esta conducta dependen de su causa. Ante todo se deben evitar los castigos físicos y verbales, ya que comprenden maneras de maltrato y perjudican el bienestar de los perros. En cambio, se deben aplicar las recompensas ante el comportamiento que se desea reforzar.
Si se trata de una demostración de dolor, se debe consultar con un veterinario para detectar el origen de la molestia y tratarlo con el objetivo de mejorar la salud del canino.
Ante el llanto ansioso, desde ASPCA (Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales) explican que “es difícil de eliminar a menos que se elimine la causa de la ansiedad. El lloriqueo ansioso suele ir acompañado de otros comportamientos nerviosos, como caminar de un lado a otro, dar vueltas y lamerse. Muchos perros ansiosos no parecen capaces de controlar su lloriqueo cuando se encuentran bajo un estrés extremo”.
Sin embargo, los veterinarios especialistas podrían recomendar estrategias o, en ciertos casos, medicamentos, para disminuir el estrés del perro. Las técnicas siempre deben ser recomendadas por profesionales.
Los entrenamientos con adiestradores pueden reducir los lloriqueos por apaciguamiento o sumisión al fortalecer la confianza del canino.
En el momento del saludo, si el animal llora debido a la emoción de volver a ver a su tutor, se debe mantener la calma tanto en el tono de voz como en los movimientos para transmitirle tranquilidad al animal de compañía.
“Si tu perro utiliza el lloriqueo para buscar atención, premios u objetos deseados, debes enseñarle que permanecer callado es una mejor estrategia. A veces, reducir el lloriqueo para buscar atención puede ser difícil porque los dueños pueden reforzar el comportamiento sin darse cuenta. Ten en cuenta que cualquier contacto visual, caricias o hablar con tu perro, incluso si lo estás regañando, constituyen atención”, comentan desde ASPCA.
Por eso se debe recompensar al canino cuando esté callado antes de recibir atención. De esta manera comprenderá que no necesita lloriquear para obtener lo que desea.
Mi perro llora cuando está conmigo, ¿qué significa?
Como se mencionó previamente, se puede tratar de un pedido, ya sea comida, agua, paseo, un juguete o atención. Otra razón podría ser como forma de saludar luego de un período de tiempo sin ver a su tutor.
Si los lloriqueos son persistentes, podrían indicar que el perro se encuentra con dolor físico, estrés o ansiedad. Debido a esto, es esencial la consulta con un profesional para que determine en qué estado se encuentra la salud del canino. Esta conducta puede realizarse tanto durante el día como durante la noche, por eso es importante prestarle atención a la mascota para determinar la causa detrás del lloriqueo.
¿Cómo transmitirle a mi perro que lo quiero?
Demostrar amor a un perro es fundamental para fortalecer el vínculo entre él y su tutor. Existen diversas maneras de expresar este afecto, que van más allá de las caricias. Pasar tiempo de calidad juntos, como jugar, caminar o simplemente sentarse a su lado, crea un ambiente de confianza y seguridad.
Las recompensas, como golosinas saludables, también refuerzan el comportamiento positivo y muestran aprecio. Es esencial brindarle comida que le guste, y para eso se debe evaluar qué alimento es preferido por el perro y cuál es el mejor para su salud.
No se deben realizar grandes despedidas al dejar el hogar, ya que el incremento de afecto antes de partir puede fomentar la ansiedad por separación.
Además, el cuidado diario, que incluye una alimentación adecuada, ejercicio y atención veterinaria, es crucial para el bienestar de un perro. Se debe tomar el tiempo de conocer al animal de compañía y saber cómo quiere ser tratado para brindarle un ambiente lo más cómodo posible.
Se les debe permitir la exploración del mundo externo. Desde el American Kennel Club señalan que “los perros están programados para querer interactuar con el mundo: olfateando, pinchando, corriendo, saltando, esquivando y alterando la biosfera de cualquier manera. Enriquezca sus vidas tanto como sea posible con paseos en auto, visitas al cajero del banco que admite perros, paseos por el vecindario, juegos en un campo cercado y citas para jugar con otros perros amigables y bien adaptados”.
Al cultivar estas prácticas, los tutores no solo hacen felices a sus perros, sino que también construyen una relación sólida y duradera.