Lo que parecía imposible para Rafael Hernández Vásquez, de 80 años, y Ana Santana Duval, de 73, de tener un techo digno, hoy se convierte en una realidad.
“Estoy muy feliz de que me están construyendo mi casita”, dijo Ana.
La historia comenzó hace unas semanas, cuando la cámara de Bajo El Foco mostró la dura realidad en la que vivían la pareja de ancianos, mostrando las condiciones insostenibles en las que se encontraba su vivienda, sin acceso a servicios básicos y enfrentando innumerables dificultades. Con rostros marcados por el paso del tiempo y las huellas de una vida de sacrificios, el mayor anhelo de Rafael y Ana era tener un hogar digno donde pasar sus últimos años con tranquilidad.
“Después del reportaje, hemos tenido buena ayuda, principalmente la de ustedes como periodistas”, expresó María Segura, directora de la Fundación ARI.
Además, la forma en que los adultos mayores se sustentan, con una pensión de 10 mil pesos y la tarjeta social del gobierno, no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
La ayuda no se hizo esperar y fueron contactados por el Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED) para la construcción de su hogar, así como también por el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (CONAPE).
Angelo Vásquez anuncia que próximamente realizarán un llamado a paro nacional
Policía dice desconocen agresión de militares a manifestante en Friusa #FVDigital
Concluye la marcha en Friusa #FVDigital
Entre alta presencia militar, ambiente de marcha comienza a calentarse en Hoyo de Friusa
Politólogos advierten que crisis migratoria haitiana se le escapa de las manos al Gobierno dominicano y será clave en las elecciones de 2028
“Nos están construyendo la casita y también CONAPE nos suministró raciones de alimentos para los adultos mayores”, indicó Segura.
Construcción de casa en proceso
El proyecto no solo implica la construcción de una casa nueva, sino también la creación de un espacio que les ofrezca seguridad, bienestar y dignidad. El proceso de construcción ya está en marcha, y aunque aún queda mucho por hacer, en los rostros de Rafael y Ana se refleja la esperanza de una vida mejor. Esta nueva casa simboliza no solo una mejora material, sino un acto de humanidad que une a la comunidad.
El caso de esta pareja de ancianos es un ejemplo de cómo, a veces, una simple historia puede despertar el apoyo de cualquier mano amiga. Este tipo de gestos demuestra que, aún en tiempos difíciles, la generosidad y el sentido de comunidad son poderosas herramientas para hacer frente a las adversidades. Con la casa de los ancianos en proceso de construcción, la esperanza crece cada día, recordándonos que, cuando nos unimos, somos capaces de hacer cosas extraordinarias.
