Miguel llegó de Ecuador hace 25 años y siempre ha trabajado en negocios relacionados con la reparación del calzado. En el instante en que me comenta las dificultades que tiene actualmente con el puesto que maneja, donde además de lustrar el calzado ofrece reparaciones o venta de accesorios, se queda callado para señalarme a un hombre de Wall Street vestido muy elegante, calzando tenis blancos.
“¿Lo ve? Ese es el problema ahora, que en los trabajos ya permiten que los trabajadores lleguen de sneakers. Así es que poco a poco el uso de zapatos se va descontinuando”. En sus mejores tiempos Miguel ganaba muy buenas propinas tan sólo de lustrar los zapatos y no recuerda haber vivido una época tan mala. “Súmele las vacaciones de verano y que desde la pandemia ya nada fue igual pues mucha gente trabaja desde casa”, suelta antes de suspirar: “Pero aquí vamos a seguir hasta que el dueño diga”, balbucea recargado en uno de los ocho espacios ubicados en el pasillo de unas 25 yardas que conecta la estación Fulton del subway con la World Trade Center del tren PATH que va a New Jersey.
La tarde del martes 9 de julio, solamente Miguel y su paisana Ángela, que por su parte vende gorras, bebidas y botanas, abrieron sus locales.
Ellos aún se aferran a un modelo de negocio que al menos en Nueva York están en vías de extinción: El de la instalación solitaria que ofrece un surtido de productos que van de los periódicos impresos a comida rápida y que solían aparecer sobre todo en las estaciones de transbordo, donde suele haber más sitio donde instalarlos.
Y es que de los 195 espacios comerciales disponibles manejados por la oficina de bienes raíces de la Metropolitan Transportation Authority (MTA) en el subway neoyorquino, apenas 52 están abiertos, 20 en construcción y 31 se hallan en negociaciones para una siguiente apertura calculada en los siguientes 15 meses, según datos ofrecidos por la propia autoridad.
Un recorrido realizado por El Diario de Nueva York, mostró, por un lado, la caída y desaparición del tipo de negocio como el que administra el ecuatoriano Miguel o como algunos que ya cerraron sus cortinas, en la estación Jay Street Metrotech, en Brooklyn, o en la 34 St Herald Square en Midtown Manhattan, por mencionar algunos.
Ahora, la tendencia tomó una ruta diferente y, como ya lo anunció la MTA, promete renovar muchos de esos espacios para hacer más amable y práctica la experiencia de los viajeros en el entendido de que “los espacios comerciales experimentan desocupación porque sus limitaciones de tamaño dificultan que las empresas generadoras de ingresos los adapten al comercio minorista tradicional”, según argumenta la oficina de prensa de la MTA a pregunta expresa del reportero.
Una estación de película
Sin duda, el proyecto comercial más exitoso de los que tiene a su cargo la oficina de bienes raíces de la Metropolitan Transportation Authority es la estación Grand Central que une las estaciones verdes 4, 5 y 6 con la 7 que es violeta. Y que además vincula con cuatro líneas del tren Metro North.
Además de su importancia para conectar a la ciudad de Nueva York con ciudades al norte o estados vecinos como Connecticut y Nueva Jersey, La Grand Central se ha convertido en un sitio turístico por excelencia para nuevos paseantes en Nueva York.,
Ese flujo constante de personas hace más fácil la estrategia de mantener activos los dos niveles comerciales en la histórica estación que combina mercados de comida con venta de joyería, vinos, ropa o regalos.
Debido a su exitoso modelo comercial es que la MTA inició hace algunos meses con otros intentos similares. Por ejemplo, el Turnstyle Underground Market, ubicado en un largo pasillo de la estación 59th St – Columbus Circle, el viajero puede hallar locales de empanadas, sopa ramen, hotdogs, librería, comida coreana, tienda de regalos, accesorios para celular y donas.
Uno de los espacios instalados en este mercado, es la florería Design Jojo La Fleur que administra su propia dueña Joanna, de origen puertorriqueño, aunque ya nacida en Brooklyn. Con una sonrisa y amabilidad que atrae en automático a sus clientes, Joanna cuenta que luego de año y medio de esfuerzo, todo parece ir caminando a pesar de que julio y agosto siempre han sido los meses donde las ventas bajan.
Por el contrario, asegura que mayo y junio con tantas graduaciones suelen ser los mejores tiempos donde las flores más se cotizan sumados a la temporada de los enamorados en febrero y el bimestre de los dos últimos meses del año donde se ligan hartos festejos.
Mientras saluda a una de sus clientas que pasa deprisa, radiante y optimista, Joanna siente que tienen viabilidad como prototipo comercial esfuerzos como Turnstyle Underground Market.
Si bien este mercado que une a la 57 Street y la 8 AV con la estación Columbus Circle, es el ejemplo de lo que puede ser tendencia en la renta de espacios en el subway, no significa que desde el MTA no apoyen esfuerzos individuales. Tan sólo en el 2023 se rentaron 8 nuevos espacios sobre todo en Brooklyn y Manhattan, donde la novedad es la llegada de franquicias como Dunkin Donuts o Wetzel’s Pretzels.
Y en este instante se hallan en construcción 15 locales para ser ocupados en los siguientes meses.
El arte se vuelve subterráneo
En el entendido de que no todos los espacios disponibles volverán a ser rentados la Metropolitan Transportation Authority se halla en la búsqueda de propuestas artísticas o culturales que planteen un uso creativo, aunque no comercial que intente “mejorar la experiencia de los pasajeros”.
Lo atractivo en este caso es que la oficina encargada de administrar los espacios ofrece alquiler gratuito y condiciones atractivas para animar a los artistas a que presenten sus propuestas. “Buscamos activar espacios vacantes para mejorar el ambiente de las estaciones”, remarcó el presidente de Construcción y Desarrollo de MTA, Jamie Torres-Springer. Aclara el funcionario que la iniciativa “busca socios que puedan ofrecer activaciones atractivas y creativas, como instalaciones de arte o programación sin fines de lucro, para brindar un uso socialmente beneficioso y darle más vida al entorno”.
Lo anterior lo detallan en un documento conocido como “Oportunidad de Mercado” el cual resalta la búsqueda de “ideas creativas no tradicionales”, para hacer que los espacios actualmente no utilizados sean más vibrantes.
Empero, la mejor sociedad hasta el momento entre la MTA para llenar de arte al subway ha sido la realizada con el Museo Whitney, especializado en obra creada específicamente dentro de los Estados Unidos.
En el acuerdo anunciado a finales de mayo de este año entre la Autoridad de Transporte Metropolitano y el Museo Whitney de Arte Americano se destaca por ejemplo el que la exposición histórica, la Bienal de Whitney, sea llevada a las instalaciones del metro.
El proyecto “Making It Here: New York and the Whitney Biennial” exhibe obras de artistas que han estado o están actualmente en la Bienal. Por ejemplo, una exposición especial en vinilo compuesta de obras de arte y el texto del curador correspondiente ahora es visible en estructuras que anteriormente se usaban como quioscos comerciales.
“Trabajar con Whitney y otras organizaciones es una oportunidad para construir conexiones culturales y comunitarias y animar las estaciones con instalaciones y eventos especiales”, dijo la directora de Arte y Diseño de la MTA, Sandra Bloodworth a finales de mayo. “A través de esta asociación y el enfoque creativo de la MTA para revitalizar los sitios minoristas subutilizados, estamos utilizando el poder del arte para hacer que estos espacios de tránsito sean acogedores para nuestros pasajeros, lo cual ha sido fundamental para la misión del equipo de Artes y Diseño durante casi 40 años”.
Recordando cómo “muchos propietarios (fuera del MTA) que experimentaron desocupación durante y después de la pandemia recurrieron a esta forma creativa de activar la planta baja de sus negocios”, Lisette Camilo, directora administrativa de la MTA, alentó a que “el caso del sistema de metro no será diferente” y a ello obedece la transformación de los viejos quioscos de periódicos y el comercio minorista en lugares donde se pueda exhibir obra o anunciar las mismas exposiciones del Whitney.
Pero lo mejor es que el Whitney ofrecerá actividades de creación artística en estaciones seleccionadas durante todo el verano para los viajeros en el metro. Algunos talleres ya se celebraron en junio, pero para otros se halla abierta la convocatoria como el que se efectuará en el Museo de Tránsito de Nueva York el sábado 27 de julio y en la estación de metro 34th Street-Hudson Yards en una fecha aún por designar a finales de este verano.
Uno de quienes atendió la oferta pública de la MTA en la búsqueda de usos artísticos, culturales y comunitarios en antiguos espacios comerciales fue ChaShaMa, organización sin fines de lucro que ofrece a los artistas espacios de trabajo y que cuenta con instalaciones en 5 Av y 53 St en Manhattan y 63 Dr-Rego Park en Queens, así como una activación minorista en la estación Grand Central Terminal.
Puede ver el texto de la convocatoria de la MTA en https://enterprise.nymta.info/MTA_Real_Estate_RFP/.