Falta de intencionalidad. Esta es la principal baza de los 50 coacusados por violación agravada en el juicio contra Dominique Pélicot, el septuagenario que drogaba a su mujer, Gisèle, para ofrecerla a decenas de violadores, que se celebra desde hace 18 días en el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse (Aviñón, Francia). “En la emoción del momento no vi que estaba dormida“, ha señalado este jueves Fabien S., de 39 años, que reconoce que fue una agresión sexual pero que no era conocedor de que la víctima no consentía. “Lo siento mucho”, ha afirmado con voz temblorosa el hombre.
Según adelanta France Info, Fabien S. no ha sido el único en dar explicaciones ante el juez Roger Arata. Este semana, al igual que la anterior, está dedicada a los procesados, que se enfrentan a 20 años de prisión, Así, los testimonios de los hombres que acudieron a la casa del monstruo de Mazan para agredir sexualmente a su esposa en estado de seminconsciencia revelan el horror de un caso que ha conmocionado a Francia y el mundo.
Drogadicto, alcohólico y con un pasado y una infancia truculenta, Fabien S., que tiene tres hijos a los que no puede ver, ha dado cuenta este jueves de un relato que se repite con la mayoría de los procesados que ya han declarado: nunca supo que la mujer desconocía lo que estaba ocurriendo. Ante las constantes críticas del propio Pélicot, que acusa a todos ellos de ser conocedores de todos los detalles de cada violación. “Reconozco los hechos, pero no fui allí para violarla”, ha insistido Fabien S., que simplemente ha reiterado que la situación no le permitió ver que la mujer estaba dormida.
También ha contado que los hechos se produjeron encima de la mesa del salón. Pélicot había drogado a su esposa mientras cenaban para que se durmiera directamente allí. Entonces la cambió, le puso ropa interior de encaje y llamó a Fabien S. Después de la violación la lavó, la puso el pijama y la trasladó hasta la cama. De las cientos de agresiones sexuales que sufrió la septuagenaria, además de las secuelas psíquicas, quedaron tres enfermedades de transmisión sexual. Pélicot impedía a los hombres que se pusieran preservativo sin saber si padecían alguna enfermedad grave, como VIH.
Horas antes, durante la vista de este miércoles, Husamettin D. relató con detalle cómo había sido todo el proceso para, finalmente, acudir a la casa del matrimonio dos días después. “Me habló de un árabe que iba a menudo a su casa, me dijo que eran una pareja liberal y que quería sustituir a ese hombre por otro”, explicó el procesado. “Me contó sus fantasías y que su esposa era tímida y sumisa. Me dijo que iba a fingir que estaba dormida”, agregó. Durante estas conversaciones, el anciano enviaba fotos sexuales de la mujer, también dormida, e incluso de las violaciones de otros o de él mismo.
Polémica decisión del juez
Por otro lado, según el mencionado medio francés, el magistrado Roger Arata ha tomado la decisión de que los vídeos y fotos de las agresiones solo se proyecten en presencia de los procesados y los letrados de las partes, previa evacuación del público y de los periodistas presentes en la sala, después de que le pasado viernes ya se vaciara la sala ante “la naturaleza impactante e indecente de las imágenes”. Algo que ha causado polémica en Francia. “La difusión de los vídeos no será sistemática”, ha señalado este jueves el juez.
En este sentido, la Asociación de Prensa Judicial (APJ) ha condenado la decisión, que considera que falta contra la libertad de prensa, y ha denunciado en un comunicado los métodos abusivos y despectivos utilizados por el presidente del tribunal. Los únicos que se habían negado a las proyecciones eran los abogados defensores, mientras que la propia Giséle había pedido que se difundiera todo públicamente. “Quería abrir las puertas de la sala porque no espera nada de este proceso, su vida ya está destrozada”, ha reconocido uno de los abogados de la víctima, Antoine Camus.
En palabras de la APJ, “al poner al mismo nivel a la prensa judicial y las redes sociales y al excluir a los periodistas del tribunal cuando se discuten elementos cruciales, el presidente priva al ciudadano de la necesaria información profesional sobre comentarios distorsionados”.