Las muertes por politraumatismo fruto de accidentes figuran, junto al cáncer y las enfermedades cardiovasculares, entre las primeras causas de mortalidad y morbilidad en edad productiva en el mundo.
Este sábado, la Sociedad Dominicana de Emergenciología organizó el simposio “Prevención y manejo de trauma por accidente de tránsito”, como una manera de exponer la realidad y buscar soluciones en conjunto para esta problemática de salud pública, con un abordaje interdisciplinario y multidisciplinario.
Alejandro Báez, especialista en emergencia y terapia intensiva, indicó que los motoristas son los ciudadanos más afectados por politraumatismos fruto de la gran cantidad de accidentes de tránsito en los que se ven envueltos.
“Hay diferentes niveles de prevención, la prevención primaria es la que mejor retorno, la más costo-efectiva. La prevención primaria implica el obedecer las leyes de tránsito, el no manejar de una manera temeraria, el utilizar los cascos. Neurotrauma es la causa número uno de mortalidad en incidentes de vehículos de motor y número uno mortalidad en los motoristas también, por lo tanto, la parte de prevención primaria es súper importante, es como el equivalente de una vacuna”, indicó Báez.
Sumado a las medidas preventivas y de respeto a las leyes de tránsito, el galeno destacó la importancia de fortalecer las especialidades que específicamente se desarrollaron para abordar la problemática de trauma, como son la medicina de emergencia, cirugía general con una especialidad en trauma y la medicina crítica.
“Fortalecer esas especialidades conlleva lo que es la prevención secundaria y terciaria, un manejo adecuado, un tratamiento oportuno y de esa forma mitigar las consecuencias luego que el evento exista. De esta forma, lo que proponemos es la sistematización del trauma dentro de lo que es una perspectiva integral nacional, un sistema nacional de trauma que aborde esto desde la prevención hasta la rehabilitación”, agregó.
Báez recordó que, aunque la especialidad de medicina de emergencia se originó en Estados Unidos, en 1968, no fue hasta el año 2000 cuando se le dio inicio en República Dominicana, bajo la guía del doctor Tito Suero.
“Ha habido un crecimiento importante de la residencia de especialización, en el número de especialistas en las últimas décadas, eso hay que darle mérito y crédito a quien lo merece… sin embargo, creo que es importante hablar del fortalecimiento de la especialidad, el fortalecimiento de la profesión, la compensación adecuada, el definir el territorio, lo que es el campo de ejercicio del médico de emergencia, fortalecerlo y defenderlo, para llegar a lo que es una especialidad valorada socialmente y económicamente y de esa forma poder ver los reales retornos que tiene esa especialidad en la sociedad médica y en los pacientes”, puntualizó.
Todos somos susceptibles a tener una emergencia
El especialista insistió en la amplia posibilidad de que a cualquier persona le ocurra una situación de emergencia, no solo por un accidente de tránsito, sino de tipo cardiovascular o neurológica.
“El emergenciólogo es un especialista multidisciplinario, no es un especialista de un solo órgano. Nosotros somos especialistas en emergencias, sean emergencias por traumas, en emergencia cardiovasculares, emergencia neurovasculares”, dijo.
“Las emergencias no disciernen en clases sociales, el pobre, el rico, el blanco o el de otro color de piel, todos padecen emergencias y esas emergencias tienen que tratarse dentro de una ventana oportuna, usualmente una hora, 90 minutos, en el caso de trabajo se habla de la Hora Dorada. Entonces, se necesita un médico especializado con esas competencias en la sala de emergencia“, concluyó.
Más especialistas, más apoyo
“En el país, en especial ahora, con este volumen masivo que está ocurriendo de traumas por accidentes y emergencias médicas, se necesitan más especialistas. Es necesario seguir fomentando un mayor número de formación”, opinó el emergenciólogo Rafael Pérez García.
“La Emergenciología está un poco estancada porque necesita más apoyo, especialmente, de las autoridades porque ya el personal médico está aquí para prestar sus servicios”, añadió.
Pérez García, quien, en tono jocoso, se refiere a los motoristas como “muerto ahorita”, llamó a enfatizar la educación en los ciudadanos con charlas y talleres sobre la correcta circulación en las vías públicas.
“Cuando yo veo un motorista subido en una acera y teniendo que desplazar un peatón para la calle, aunque usted no lo crea, eso es un traumatismo, otro accidente, pero en este caso con el peatón; aparte que sabemos que se atraviesan con los semáforos en rojo para después ocurrir el accidente donde ellos terminan siendo víctimas y fíjense que son los que más abundan la en la emergencia, lo que más visitan nuestra emergencia con esos diferentes tipos de trauma y representan el mayor costo en cuanto a gasto socioeconómico en manejo de pacientes politraumatizados”, destacó el doctor.
Traumas comunes
Pérez García comentó que “en los que no usan el casco protector, el trauma craneal es común, pero, el trauma más frecuente, porque a veces están involucrados hasta lo que usan el casco protector, son los traumas de extremidades“.
El 35 % de la mortalidad en pacientes traumatizados se observa fruto de lesiones toráxicas, que además de accidentes de tránsito, pueden ser por caídas, riñas, aplastamientos o heridas penetrantes hechas con armas blanca o armas de fuego.
El traumatismo abdominal es responsable del 15 % de los casos de mortalidad por traumatismo.
“Como país damos vergüenza si somos los primeros en tener el mayor número de accidentes de tránsito”, lamentó.
Estabilización del paciente
En cuanto a la atención al paciente cuando llega al área de Emergencia, el doctor Franklin Gómez, recor
dó que lo más importante es “estabilizarlo”, mediante el manejo de las vías aéreas y descompresión del tórax.
“No es solo verificar si el paciente está respirando, sino cómo está respirando“, afirmó.
El emergenciólogo señaló otros signos y señales del cuadro clínico a los que hay que prestarles atención: hipotensión, signos de shock, si el paciente muestra ansiedad, confusión, dificultad respiratoria o venas en el cuello colapsadas.