Elon Musk, próximo codirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), descarta la posibilidad de utilizar la buena relación que ha logrado construir con el presidente electo Donald Trump para sacar ventaja o dañar a sus rivales en la industria tecnológica y aeroespacial.
Hace unos días, durante la conferencia DealBook del diario New York Times, Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, a quien Elon Musk demandó por convertirse en una compañía con fines de lucro a pesar de haber asegurado no hacer, expresó su confianza en que únicamente se dedicará a cumplir la tarea a la cual se comprometió con el presidente para hacer más eficientes a las Secretarías de Gobierno gastando menos dinero.
“Creo firmemente que Elon hará lo correcto y que sería profundamente antiestadounidense usar el poder político hasta el punto de que Elon perjudicaría a sus competidores y beneficiaría a sus propios negocios”, indicó.
Por su parte, Jeff Bezos, fundador de Amazon, propietario del diario The Washington Post y de la empresa aeroespacial Blue Origin, coincidió en que el personaje con quien ha tenido algunas diferencias pueda apoyarse en el presidente de la nación para obstaculizar sus proyectos.
Al respecto, el magnate sudafricano publicó un escueto mensaje en la plataforma X, dando dicha opción por descartada.
“Tienen razón”, escribió en respuesta a sus rivales en los negocios.
Sin embargo, aunque Elon Musk no piense en afectar a sus rivales, la buena relación que ha sabido construir con el gobierno federal desde antes de relacionarse con Donald Trump se traduce en contratos multimillonarios desarrollando proyectos para el sector aeroespacial.
El punto de controversia con Joe Biden que orilló al visionario empresario a dejarlo de apoyar fue que, el demócrata les ofreció millones de dólares en incentivos a las grandes armadoras de vehículos para que desarrollaran vehículos eléctricos marginando a Tesla, situación que incomodó a su fundador al grado de sacar su planta de California para trasladarse a Texas, un estado gobernado por el republicano Greg Abbott, un personaje muy cerca cercano a Donald Trump.
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