Cada año, millones de familias en Estados Unidos se reúnen para celebrar Thanksgiving, una festividad asociada a la gratitud y la unión. Detrás de las tradiciones culinarias existe una historia compleja que mezcla supervivencia, diplomacia indígena y construcción de identidad nacional.
El origen de Thanksgiving suele ubicarse en 1621, cuando los peregrinos ingleses de la colonia de Plymouth compartieron un banquete con miembros de la nación Wampanoag. Los peregrinos habían llegado en 1620 huyendo de persecuciones religiosas. El primer invierno fue devastador: murieron aproximadamente la mitad de los colonos. Los Wampanoag, liderados por el gran sachem Massasoit, también enfrentaban presiones bélicas de otras tribus y vieron en los ingleses un posible aliado estratégico.

La primera acción que permitió el famoso banquete no fue un gesto espontáneo, sino un acuerdo político y militar entre dos pueblos que necesitaban sobrevivir. Fue Tisquantum —conocido como Squanto— quien enseñó a los colonos a fertilizar las tierras con pescado, cultivar maíz, identificar plantas medicinales y establecer relaciones diplomáticas con otras tribus.
El banquete de 1621 fue una celebración indígena de la cosecha, no un invento europeo. Lo que hoy se conoce como ‘la primera cena de acción de gracias’ fue un festín de tres días donde asistieron unos 50 colonos y más de 90 hombres Wampanoag. Probablemente se comió venado, aves silvestres, maíz, calabaza y pescado, pero no pavo horneado como dicta la tradición moderna.
Thanksgiving no se convirtió en fiesta nacional sino hasta 1863, cuando el presidente Abraham Lincoln, en plena Guerra Civil, necesitaba un símbolo de unidad. La escritora Sarah Josepha Hale había presionado durante años para que se instituyera una celebración nacional basada en ‘la primera cosecha’. Lincoln aprovechó el mito de Plymouth y proclamó Thanksgiving como un acto anual de unión y reconciliación.
Después del famoso banquete, la relación entre los colonos y los pueblos originarios se deterioró rápidamente. Hubo expropiaciones de tierras, guerras sangrientas como la Guerra del Rey Felipe (1675), desplazamientos masivos y procesos de exterminio cultural. Por eso, muchas comunidades indígenas ven Thanksgiving no como un día de celebración, sino como un recordatorio de duelo y resistencia.
Thanksgiving es la mezcla de una alianza indígena-colonial necesaria para sobrevivir, un mito fundacional construido dos siglos después y un símbolo político utilizado para unir un país dividido. Recordar el papel de los pueblos originarios y entender la verdad detrás del relato no resta valor a la mesa familiar: la hace más humana, más real y más consciente.
REDACCIÓN FV MEDIOS


