No está claro si la práctica continuó durante los siguientes 100 años. Pero, en 1963, el presidente John F. Kennedy decidió enviar su pavo de regreso a la granja de la que vino. Le dijo a la Federación Nacional de Pavos que “simplemente dejen crecer a este”.
La tradición se volvió oficial en 1989 bajo el presidente George H.W. Bush. El 14 de noviembre, semanas antes de Acción de Gracias, Bush indultó a un pavo y la Casa Blanca lo envió a vivir sus años finales a Frying Pan Park, en Herndon, Virginia.
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“Pero déjenme asegurarles, a ustedes y a este hermoso pavo, que no terminará en la mesa de cena de nadie, no este tipo, se le concede un indulto presidencial a partir de ahora y se le permitirá vivir sus días en una granja infantil no muy lejos de aquí”, dijo Bush ese año, cuando las formalidades de perdonar a un pavo se consolidaron, según la Casa Blanca.
ÇDesde entonces, los presidentes de Estados Unidos indultan a uno o dos pavos cada año en el Día de Acción de Gracias. La ceremonia, explica la Casa Blanca, se ha convertido en una práctica cargada de sátira y humor acompañada de un discurso en el que el presidente en turno aprovecha para agradecer y marcar el inicio de las fiestas.
A lo largo de los años, los pavos indultados han sido enviados a granjas o universidades para vivir sus últimos días. Este año, se retirarán a Farmamerica, un centro de aprendizaje en Minnesota, donde serán embajadores avícolas para estudiantes de agricultura. Antes de eso, entre 2010 y 2012, los pavos pasaron sus últimos días en la finca Mount Vernon de George Washington. Incluso han sido enviados en otras ocasiones a Disneyland para servir como mariscales en el Desfile del Día de Acción de Gracias del parque.
Pero, una vez terminada la ceremonia de indulto en la Casa Blanca, los días de los pavos están contados. “El pavo se cría para la mesa, no para la longevidad”, dijo a CNN Dean Norton, director de Mount Vernon a cargo del ganado. “Algunos de [los pavos indultados] han tenido una vida bastante corta”.
Comparados con los animales domésticos, los pavos criados para el consumo suelen ser robustos y se sacrifican después de un período de meses, y no se esperaría que vivian mucho más tiempo por su cuenta. Así que un indulto realmente puede extender sus vidas mucho, relativamente hablando.
Entonces, ¿por qué esos pavos y otros criados para ser comidos mueren más rápido que sus hermanos salvajes?