La velocidad a la que comemos puede tener un impacto
significativo en nuestra salud general. Varios estudios han
demostrado que comer con prisa está asociado con un mayor riesgo de
obesidad, diabetes y otros problemas metabólicos. En este artículo,
exploraremos en profundidad los efectos perjudiciales de este
hábito y brindaremos consejos prácticos para fomentar una
alimentación más consciente y saludable.
La conexión entre el ritmo de ingesta y la salud
cardiometabólica
Según la experta en nutrición y cardiología, la Dra. Sarah Berry
del King’s College de Londres, nuestro cerebro necesita un tiempo
para procesar la sensación de saciedad. Estudios han demostrado que
este proceso puede tardar entre 5 a 20 minutos. Si comemos a un
ritmo acelerado, es probable que consumamos más de lo que realmente
necesitamos, lo que puede conducir a un aumento de peso y a la
acumulación de grasa visceral.
La grasa visceral, aquella que se acumula alrededor de los
órganos internos, está estrechamente relacionada con un mayor
riesgo de desarrollar un síndrome metabólico. Este síndrome se
caracteriza por la presencia de varios factores de riesgo, como una
circunferencia abdominal elevada, hipertensión, dislipidemia e
hiperglucemia. Según el Instituto Nacional de Salud y de
Investigación Médica (INSERM) de Francia, casi una de cada cinco
personas en el país padece de este síndrome.
El impacto del comer rápido en la obesidad y la diabetes
Además de la asociación con el síndrome metabólico, la
investigación ha demostrado que los «comedores rápidos» tienen casi
el doble de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en
comparación con aquellos que comen de manera más lenta y
consciente. Esto se debe a que el hecho de masticar más lentamente
puede estimular la liberación de insulina, lo que mejora el control
de los niveles de glucosa en sangre.
Por otro lado, la Dra. Berry también señala que el ritmo
acelerado de ingesta se correlaciona con un aumento de peso,
hiperglucemia e hiperlipidemia. Esto se debe a que el cerebro tarda
en procesar la sensación de saciedad, lo que puede llevar a un
consumo excesivo de alimentos.
Estrategias para fomentar una alimentación más lenta y
saludable
Dados los riesgos asociados con el hábito de comer rápido, es
importante adoptar estrategias que nos ayuden a disfrutar de
nuestras comidas de manera más consciente y saludable. Algunas de
estas estrategias incluyen:
Prestar atención a las señales de saciedad
Tómate tu tiempo para masticar cada bocado y presta atención a
las señales de saciedad que tu cuerpo te envía. Detente y escucha
cuando sientas que tu estómago está lleno.
Eliminar distracciones durante las comidas
Evita comer mientras realizas otras actividades, como ver
televisión, trabajar o usar el teléfono. Enfócate únicamente en
disfrutar de tu alimento.
Establecer pausas entre bocados
Haz pausas de 20 a 30 segundos entre cada bocado. Esto te
ayudará a ser más consciente de la cantidad que estás
consumiendo.
Elegir alimentos que requieran más masticación
Opta por alimentos que necesiten más tiempo de masticación, como
frutas, verduras y alimentos ricos en fibra. Esto te obligará a
comer de manera más lenta y consciente.
Practicar la respiración profunda
Antes de comenzar a comer, toma algunas respiraciones profundas
para relajarte y estar más presente durante la comida.
Implementar estos hábitos puede ayudarte a disfrutar de tus
alimentos de una manera más saludable y a evitar los problemas de
salud asociados con el ritmo acelerado de ingesta.
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