El Pablo Escobar europeo disfrutaba de una vida de lujos en Dubái – #FVDigital

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REDACCIÓN .- En una saga que parece sacada de un thriller criminal, Edin «Tito» Gacanin, un bosnio-holandés, se ha convertido en un símbolo de cómo los narcotraficantes internacionales explotan los centros financieros globales para construir imperios del crimen.

Documentos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) revelan la compleja red de empresas y conexiones que Gacanin utilizó para expandir su influencia a lo largo de continentes, mientras vivía libremente en Dubái, una ciudad conocida por su opulencia y, cada vez más, como refugio para cerebros criminales.

Un Cartel Construido Sobre el Secreto
Gacanin, originario de Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, huyó a los Países Bajos como niño durante la guerra de Bosnia. Más tarde se convertiría en uno de los capos de la droga más notorios de Europa, traficando grandes cantidades de cocaína y anfetaminas desde Sudamérica hacia Europa. En 2023, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE. UU. lo sancionó, nombrándolo líder del «Cartel Tito y Dino,» una pieza clave de un «super cartel» que incluye al grupo criminal irlandés Kinahan, la Mocro Maffia de los Países Bajos y la Camorra italiana.

A pesar de su notoriedad, Gacanin vivía abiertamente en Dubái, donde estableció varias empresas para apoyar las operaciones de su cartel. En 2014, fundó Edin DMCC en Dubái, que luego renombró como Edin Group DMCC. Esta compañía, junto con una entidad matriz en las Islas Vírgenes Británicas (BVI), formaba parte de una red utilizada para lavar dinero y facilitar el tráfico de drogas. Sorprendentemente, a pesar de su historial criminal, ninguna autoridad en Dubái o en las BVI objetó cuando registró estas entidades.

El Alcance de la Red
Los documentos filtrados exponen cómo el cartel de Gacanin empleó a figuras clave, incluidos tres hombres acusados de intentar derrocar al estado bosnio. Estos operativos trabajaban para Edin Group DMCC, una empresa supuestamente dedicada a la consultoría administrativa, pero que probablemente servía como fachada para las actividades del cartel.

Complicando aún más la red de engaños, funcionarios consulares panameños en los Emiratos Árabes Unidos, incluido Eduardo Fonseca Ward, notariaron documentos que permitieron a Gacanin establecer estas empresas. Esta conexión vincula las operaciones del cartel con el infame bufete de abogados Mossack Fonseca, conocido por su papel en el escándalo de los Papeles de Panamá.

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Gacanin no es el único que utiliza Dubái como base para operaciones criminales. El emirato se ha convertido en un santuario para numerosos narcotraficantes internacionales, incluidos asociados del cartel Kinahan. A pesar de los esfuerzos internacionales para frenar estas actividades, el secreto financiero y las zonas francas de Dubái lo han convertido en un refugio seguro para los criminales que explotan sus regulaciones laxas.

En 2022, Gacanin fue arrestado en Dubái como parte de la Operación Desert Light, un esfuerzo internacional coordinado para desmantelar su cartel. Sin embargo, debido a demoras procesales, no fue extraditado y continúa viviendo libremente en los EAU. Este fracaso resalta los desafíos que enfrentan las fuerzas del orden internacionales para asegurar la extradición de criminales desde Dubái, una ciudad que ofrece tanto lujo como protección a sus residentes más notorios.

Un Impacto Global
Las repercusiones de las operaciones de Gacanin se sienten mucho más allá de Dubái. Su cartel es responsable de inundar Europa con cocaína, lo que ha llevado a niveles sin precedentes de adicción a las drogas y violencia en ciudades como Ámsterdam, Dublín y Belgrado. El Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Adicción a las Drogas informa de un récord en la pureza y disponibilidad de cocaína, con la droga volviéndose más accesible en todo el continente que nunca antes.

Mientras Gacanin sigue eludiendo la justicia, la comunidad internacional lucha contra la creciente influencia de los carteles que operan con impunidad en centros financieros como Dubái. El caso de Edin Gacanin sirve como un recordatorio sombrío del alcance global del crimen organizado y los desafíos para llevar a sus líderes ante la justicia. 

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