el hallazgo que pone a prueba nuestras creencias

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Stéphane Allix, periodista y autor, asegura, respaldado por más
de quince años de estudios, que una parte de nuestra
conciencia persiste incluso después de la muerte física
.
Este hallazgo desafía la idea de que todo termina con el cuerpo,
abriendo un debate fascinante entre lo científico y lo espiritual.
¿Qué pasa realmente cuando dejamos de existir? Las respuestas
podrían cambiar nuestra forma de entender la vida misma.

La investigación de
Stéphane Allix

Stéphane Allix ha dedicado más de una década de su vida a
explorar uno de los temas más intrigantes: la posibilidad de que
exista una vida después de la muerte. Con una mezcla de curiosidad,
rigor científico y apertura mental, este periodista ha cuestionado
todo lo que creíamos saber sobre la conciencia y su relación con el
cuerpo humano. Gracias a su enfoque exhaustivo, ha logrado conectar
el mundo de la ciencia, la espiritualidad y las experiencias
personales.

El enfoque de más de quince años

Con más de quince años de trabajo ininterrumpido, Allix ha
creado un mosaico único de información. Su investigación no
se limita a un solo campo
, sino que incluye testimonios de
médicos, neurocientíficos y especialistas en experiencias cercanas
a la muerte. Además, también se ha adentrado en prácticas
espirituales milenarias al conversar con chamanes de la
Amazonía
, quienes aportaron una perspectiva completamente
diferente sobre la conciencia y el alma.

Lo interesante de su metodología es cómo combina el análisis
científico con los relatos personales. ¿Cómo es posible que
personas declaradas clínicamente muertas narren lo que ocurre en la
habitación del hospital o incluso a kilómetros de
distancia?
Stéphane recopiló cientos de historias de
individuos que vivieron estas experiencias, destacando patrones
comunes como sensaciones de paz, encuentros con luces intensas y
hasta la proyección fuera del cuerpo físico. Su cuestionamiento
constante y su deseo de entender lo inexplicable han sido la
brújula de su exploración.

El papel de la INREES

La investigación de Stéphane Allix no habría sido posible sin el
trabajo del INREES (Instituto de Investigación sobre
Experiencias Extraordinarias)
, organización que él mismo
fundó. Este instituto se ha convertido en un puente entre el
conocimiento científico y las vivencias consideradas
“extraordinarias”, como las experiencias cercanas a la
muerte, las percepciones extrasensoriales y las conexiones
espirituales
.

El INREES colabora con expertos de diferentes disciplinas para
analizar fenómenos que tradicionalmente han sido descartados o
catalogados como místicos. ¿Qué lo hace especial?
Aquí no se trata de probar dogmas, sino de abrir conversaciones
basadas en datos, investigaciones y testimonios reales. Este
enfoque ha permitido que temas anteriormente ignorados por la
ciencia moderna reciban la atención y el respeto que merecen.

La labor del INREES no solo apoya estudios sobre el cerebro y la
conciencia, sino que también ayuda a las personas a cuestionar sus
propias creencias sobre la vida, la muerte y lo que sucede en el
intermedio. En palabras de Allix, entender la conciencia
más allá de los límites físicos es un camino hacia la
transformación personal y colectiva
.

La conciencia más allá
del cerebro

El concepto de que la conciencia no está limitada al cerebro ha
ganado terreno en investigaciones recientes. Esta idea desafía las
creencias tradicionales, sugiriendo que nuestra esencia podría
trascender las barreras físicas. Pero, ¿cómo es esto posible? Las
respuestas pueden encontrarse en estudios científicos y relatos
personales que apuntan hacia una dimensión desconocida.

Foto Freepik

La conciencia liberada del tiempo y el espacio

Imagina por un momento que una parte de ti no depende de tu
cuerpo físico para existir. Esta es la premisa detrás de la teoría
de la conciencia liberada. Según investigaciones, la
conciencia sería capaz de separarse del espacio y el
tiempo
, funcionando de manera independiente cuando el
cerebro se detiene. Es como si una antena continuara recibiendo
señales aun cuando el radio está apagado.

Relatos de personas que han experimentado cercanía con la muerte
describen sensaciones de ligereza y una conexión con algo mayor.
Estas experiencias han llevado a científicos y neuroinvestigadores
a plantear la posibilidad de que la conciencia sea más que una
simple función cerebral. Aunque la ciencia convencional aún no
tiene herramientas para comprenderlo por completo, los patrones
comunes observados en estos relatos respaldan la idea de que
la mente y el cuerpo podrían no estar indisolublemente
vinculados
.

Ejemplos de experiencias de muerte inminente

Los testimonios de personas que han «regresado de la muerte» son
fundamentales para entender este fenómeno. ¿Cómo es posible que
alguien, después de un paro cardíaco, describa con total claridad
lo que ocurrió en una sala de hospital, o peor aún, en un lugar
totalmente distinto? Estos casos no solo desafían la lógica, sino
que también generan nuevas preguntas sobre los límites de nuestra
existencia.

Un ejemplo impactante es el de pacientes que, tras ser
declarados clínicamente muertos, relataron haber observado su
propio cuerpo desde arriba. Desde este estado, fueron capaces de
describir detalles como conversaciones entre médicos o el color de
objetos en habitaciones vecinas. Incluso más sorprendente son las
historias que incluyen descripciones exactas de eventos que
sucedieron a kilómetros de distancia. Estas
vivencias no son incidentes aislados; miles de personas han
compartido experiencias similares en diversas culturas y
contextos.

Estos testimonios, respaldados por investigaciones científicas,
nos invitan a reconsiderar lo que creíamos saber sobre la
conciencia. Aunque la ciencia aún no puede explicar estos fenómenos
por completo, el peso de los relatos y las similitudes entre ellos
no pueden ser ignorados. Tal vez nuestras creencias sobre la vida y
la muerte necesiten un giro radical. ¿Y si todo lo que damos por
hecho no es más que una pequeña pieza de un rompecabezas mucho más
grande?

Percepciones
extrasensoriales

Cuando hablamos de percepciones extrasensoriales, entramos en un
terreno que intriga y sorprende a partes iguales. Estas
experiencias, documentadas tanto por individuos como por
científicos, sugieren que nuestra conciencia tiene capacidades que
van más allá de lo físico. ¿Cómo explicar que algunas personas
reporten ver escenas a distancia o experimentar una conexión
espiritual profunda durante situaciones cercanas a la muerte? Este
fenómeno abre preguntas fascinantes sobre nuestra conexión con el
universo y nuestra existencia misma.

La visión a distancia

Uno de los aspectos más extraordinarios que se relatan en
experiencias cercanas a la muerte es la capacidad de «ver»
eventos desde un lugar distante
. Imagina estar en una sala
de hospital, clínicamente inconsciente, pero poder describir con
precisión detalles como conversaciones o acciones que ocurren más
allá de los muros de esa habitación. Parece ciencia ficción, pero
estos casos han sido narrados por múltiples personas alrededor del
mundo.

Lo más desconcertante de estas experiencias es la coincidencia
de detalles entre los testimonios. Desde describir los rostros de
familiares en otras salas hasta relatar acontecimientos a
kilómetros de distancia, los relatos son tan específicos que
desafían cualquier explicación lógica. Para algunos investigadores,
estas narraciones apuntan a la posibilidad de que la
conciencia no esté limitada al cerebro, actuando
como una entidad independiente que puede «explorar» más allá de los
límites físicos.

Aunque la ciencia aún no tiene herramientas para medir esta
capacidad, estudios sobre actividades cerebrales durante estas
experiencias han mostrado patrones inusuales. Estos estudios,
combinados con testimonios detallados, invitan a pensar que nuestra
percepción del tiempo, el espacio y la realidad podría estar
incompleta.

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La conexión con el mundo espiritual

Más allá de las descripciones objetivas, muchas personas que han
tenido experiencias cercanas a la muerte aseguran sentir una
conexión profunda con algo mayor, una energía
envolvente que describen como amor puro, paz o plenitud. En estos
relatos, se menciona frecuentemente la aparición de luces
brillantes, figuras de seres queridos ya fallecidos o incluso la
presencia de entidades espirituales desconocidas.

Esta conexión con lo espiritual no solo transforma la percepción
de la muerte, sino que también tiene un impacto duradero en la
forma en la que estas personas ven la vida. Quienes han vivido
estas experiencias suelen describir un cambio radical en sus
prioridades, valorando más las relaciones humanas, la introspección
y la conexión con su entorno. ¿Podría esto ser una
evidencia de una dimensión espiritual que aún no
comprendemos?

Además, este tipo de experiencias plantea otro punto intrigante:
la intuición y la espiritualidad podrían ser herramientas
latentes en todos nosotros
, pero olvidadas en el día a
día. Es como si estas vivencias funcionaran como un «interruptor
espiritual» que activa una parte dormida de nuestra psique. Volver
a estas sensaciones o intentar desarrollarlas a través de prácticas
como la meditación y la introspección podría ser una puerta hacia
una comprensión más profunda de nuestra existencia.

Mientras la ciencia sigue buscando respuestas, no cabe duda de
que explorar estos relatos no solo enriquece el debate sobre la
vida después de la muerte, sino que también nos invita a mirar
hacia adentro y reconsiderar cómo entendemos la conciencia, el alma
y nuestra propia humanidad.

Implicaciones
espirituales de la vida después de la muerte

El descubrimiento de que la conciencia puede trascender el
cuerpo físico no solo desafía nuestras creencias, sino que también
nos lleva a reflexionar sobre cómo vivimos y cuidamos nuestra
dimensión espiritual. Si el alma perdura más allá de la muerte,
entonces nuestra conexión con lo espiritual cobra una relevancia
mayor de la que normalmente le otorgamos.

Cuidado del alma

Stéphane Allix plantea una idea poderosa: si el alma es
eterna, merece atención y cuidado en vida
. Esto significa
que no podemos reducir nuestra existencia a lo material o lo
físico. Así como dedicamos tiempo a nuestra salud física o a
nuestras metas personales, también debemos cultivar nuestra
dimensión espiritual. Pero, ¿qué implica cuidar el alma?

Es más sencillo de lo que parece. Prestar atención a nuestros
valores, emociones y conexiones humanas puede ser un buen comienzo.
Tal vez se trate de momentos de reflexión diaria, conectar con la
naturaleza o simplemente disfrutar de actos sencillos que nos
llenen de paz. Estas pequeñas acciones alimentan el alma, como el
agua nutre a una planta.

Allix sugiere además que nuestra espiritualidad tiene un impacto
directo en la forma en que percibimos la vida. Las personas que han
vivido experiencias cercanas a la muerte suelen regresar con una
apreciación renovada por cada instante. Cuidar nuestra alma desde
hoy no solo enriquece el presente, sino que podría ser nuestro
legado hacia una existencia más consciente y plena.

Reconexión con la intuición

El alma está estrechamente ligada a nuestra capacidad
para escuchar esa voz interna, nuestra intuición
. Sin
embargo, en el ajetreo diario, muchas veces ignoramos esa conexión,
dando prioridad a lo externo. Stéphane Allix menciona que
reconectar con nuestra intuición es un camino hacia comprendernos
mejor y abrirnos a lo espiritual.

¿Cómo lograrlo? No se necesita un manual complicado, basta con
prestar atención a nuestros pensamientos y emociones. A veces, esa
corazonada que aparece de la nada tiene más sentido del que
imaginamos. Si prestamos atención, podríamos descubrir verdades
profundas sobre nosotros y el mundo que nos rodea.

Reconocer la intuición implica dar un paso atrás y observarnos
con honestidad. ¿Cuántas veces dejamos que el ruido de lo cotidiano
calle aquello que realmente sentimos? Recuperar esa habilidad es
como ajustar una brújula perdida: nos orienta hacia lo que
realmente importa.

En palabras de quienes han vivido experiencias cercanas a la
muerte, esta conexión con uno mismo se vuelve más clara después de
cruzar ese umbral. Pero no necesitamos esperar tanto. Al enfocarnos
en el presente, respirar conscientemente y observar nuestras
emociones, abrimos las puertas a un entendimiento más profundo de
nuestra naturaleza. ¿Y si todo comienza con algo tan
sencillo como detenernos a escuchar?

La verdadera pregunta no es si hay vida después de la muerte,
sino cómo elegimos vivir mientras llega ese momento.
¿Estamos listos para escuchar lo que nuestras almas
intentan decirnos?

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Lidia Baldomero
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