Unos 1.750 prisioneros serán liberados desde este martes en Inglaterra y Gales antes de cumplir sus condenas a fin de reducir el hacinamiento en las cárceles, al ponerse en marcha una decisión del Gobierno laborista de Keir Starmer. El plan, anunciado por el laborismo tras su victoria en las elecciones generales del pasado 4 de julio, excluye a los condenados por delitos violentos, como agresiones sexuales y violencia doméstica, así como los retenidos por actos de terrorismo.
El número de presos en las cárceles inglesas y galesas alcanzó la semana pasada a 88.521 personas, una cifra récord, que se vio incrementada tras el encarcelamiento de acusados por los disturbios violentos del pasado agosto por parte de grupos de extrema derecha en varias ciudades británicas.
El inspector jefe de prisiones, Charlie Taylor, ha indicado que el Gobierno “no tenía más opción que hacer algo” respecto del hacinamiento porque la situación ha llegado a un punto límite, si bien advirtió de que algunos de los liberados se quedarían sin hogar, lo que podría aumentar las posibilidades de reincidir.
Las organizaciones benéficas han avisado que el programa de liberación anticipada solo “ganará un poco de tiempo” y no brindará una solución duradera ante las actuales condiciones.
Pia Sinha, directora ejecutiva de la organización benéfica Prison Reform Trust, dijo que los prisioneros necesitan dedicar tiempo a la educación, la capacitación y el trabajo en lugar de “compartir una celda superpoblada durante 23 horas al día”. El Gobierno consideró que esta es una “decisión de emergencia” debido al hacinamiento.
El ministro de Empresa, Jonathan Reynolds, afirmó a la BBC que la culpa de esta situación recae en el anterior gobierno conservador que no dejó “ninguna capacidad en el sistema” penitenciario.