Los líderes del G20 abordarán este fin de semana en Johannesburgo los retos del comercio, la deuda, el desarrollo, la geopolítica o la transición energética, en una cumbre donde la presidencia sudafricana busca acordar una declaración conjunta, tras revertir EE.UU. a última hora su boicot a la reunión.
La mayoría de jefes de Estado y de Gobierno del G20 (grupo de países desarrollados y emergentes), así como de países invitados, empezaron este viernes a llegar a Johannesburgo, ciudad con una alta tasa de criminalidad convertida en una fortaleza para acoger la primera cumbre del bloque que se celebra en África.

Sudáfrica ha desplegado 3.500 policías adicionales y ha puesto al Ejército en alerta para garantizar la seguridad de la reunión, que se desarrollará el sábado y el domingo en el Centro de Exposiciones Nasrec, el mayor recinto de conferencias del país.
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El Gobierno sudafricano, que ejerce la presidencia rotatoria del G20, confirmó la participación de 42 países, incluidos los miembros del G20, 16 países invitados y 6 países que representan a comunidades económicas regionales de África, el Caribe y Asia oriental.
El último país en sumarse a la cita fue Estados Unidos, pese a que el presidente Donald Trump había boicoteado la reunión.
“Hemos recibido una notificación de Estados Unidos, sobre la cual aún estamos dialogando, acerca de un cambio de postura respecto a su participación en la cumbre, de una u otra forma”, anunció por sorpresa este jueves el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.
“Esto llega prácticamente a última hora antes del inicio de la cumbre. Por tanto, necesitamos entablar este tipo de conversaciones para evaluar su viabilidad y sus implicaciones”, subrayó el mandatario, al incidir en que es “una señal positiva”.
Ramaphosa aseveró que “la política de boicots nunca funciona. Siempre es mejor estar dentro del grupo que fuera. El grupo es el G20. Todos los países están presentes y Estados Unidos, al ser la mayor economía del mundo, debe estarlo”.
Dura réplica de la Casa Blanca
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, replicó con dureza al líder sudafricano.
“Estados Unidos no va a participar en las conversaciones oficiales del G20 en Sudáfrica. Vi al presidente sudafricano criticando abiertamente a Estados Unidos y a su presidente, y ese lenguaje no es del agrado del presidente (Trump)”, espetó Lavitt en la sala de prensa de la Casa Blanca.
La portavoz aclaró que la participación de EE.UU. se limitará a la asistencia del encargado de negocios (número dos) de la Embajada estadounidense en Pretoria, Marc Dillard, a la ceremonia en la que Sudáfrica debe ceder este domingo la presidencia rotatoria del grupo, que asumirá Washington a partir del 1 de diciembre.
Pero el portavoz de Ramaphosa, Vincent Magwenya, se apresuró a responder en la red social X que “el presidente no entregará el puesto a un encargado de negocios”.
El pasado día 7, Trump afirmó que “es una auténtica vergüenza que la cumbre del G20 se celebre en Sudáfrica”, al sostener que los afrikáners (sudafricanos descendientes de colonos neerlandeses) “están siendo asesinados y masacrados” y sus tierras “confiscadas ilegalmente”, algo que Pretoria niega con rotundidad.
La ausencia de Trump no será la única de un jefe de Estado. Faltarán también los presidentes de China, Xi Jinping; Argentina, Javier Milei; Rusia, Vladimír Putin; y México, Claudia Sheinbaum; aunque, a diferencia de EE.UU., estarán representados en la cumbre a nivel de primer ministro (China), ministros o altos funcionarios.


