El eco de la pobreza en las calles dominicanas  #FVDigital

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Santo Domingo- En República Dominicana, como en muchas partes del mundo, es común ver a jóvenes pidiendo y limpiando vidrios en las calles. Sin embargo, detrás de esta práctica hay una serie de consecuencias, tanto para los jóvenes involucrados como para la sociedad en general.

Es por esto que, Jean Carlos, un joven de 16 años que trabaja como limpiavidrios en las calles del Distrito Nacional para ayudar a su familia, nos narró parte de su historia para comprender cuáles son las consecuencias de este oficio.

Aunque no es ilegal, esta práctica ha generado preocupación debido al comportamiento agresivo de algunos individuos y al estrés que puede causar, según algunos conductores. Pero, Jean Carlos comenta que «trabajo en las calles limpiando vidrios, porque es la única forma que tengo de ayudar a mi familia”. “Mis padres tienen dificultades para conseguir empleo, así que decidí contribuir de esta manera», expresó.

La falta de regulación y la informalidad de este trabajo pueden exponer a los jóvenes a situaciones de riesgo y a la estigmatización social, siendo algunas de las causas por las que estos salen: la falta de oportunidades educativas y laborales, situaciones familiares complicadas o la presión de sus padres y entorno social.

Por otro lado, pedir y limpiar vidrios en las calles expone a los jóvenes a diversos peligros, como accidentes de tránsito, agresiones por parte de conductores o transeúntes, e incluso, explotación por parte de adultos que los utilizan para obtener beneficios económicos.

«Es difícil estar en la calle todo el día, enfrentando el calor y el riesgo de estar entre los carros. Pero no tengo muchas opciones, necesito ayudar a mi familia», expresó Jean Carlos.

¿Qué están haciendo las autoridades para controlar esto?

En respuesta a esta problemática, República Dominicana ha adoptado medidas legales para evitar esta actividad en las calles, como es el caso de la resolución 17-2017 que prohíbe la práctica de limpiar vidrios en los semáforos debido a los problemas de agresividad asociados con algunos individuos que realizan esta labor. Esta normativa busca controlar y regular estas actividades informales para garantizar la seguridad y el orden en las calles, protegiendo tanto a los jóvenes involucrados como a los conductores.

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«Entiendo que algunas personas se sientan molestas con nosotros en los semáforos, pero necesitamos trabajar. Ojalá hubiera otras opciones para ganarnos la vida de manera digna», añadió en tono de esperanza el joven de 16 años de edad.

Cabe resaltar que la Ley 136-03 del Código para la Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes busca proteger los derechos fundamentales de los menores, incluyendo su derecho a la educación, a la salud, y a vivir en un entorno seguro y libre de explotación.

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Esta regulación se enfoca en el caso específico de actividades que ponen en riesgo su integridad física y emocional, como trabajar en las calles, busca prevenir y sancionar cualquier forma de explotación o abuso, garantizando el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes.

Sin embargo, la efectividad de esta ley depende en gran medida de su implementación y del desarrollo de programas y políticas complementarias que brinden alternativas viables y sostenibles para los jóvenes en situación de vulnerabilidad.

“También necesitamos oportunidades reales para salir adelante», concluyó Jean Carlos.

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