“El dinero que se gastan en esa pelotudez” #F1 #FVDigital

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Franco Colapinto salió de Las Vegas con la misma sensación que Alpine arrastra desde que entró al equipo: resignación deportiva… y además un enfado monumental con el circo montado alrededor del Gran Premio. Porque sí, el argentino volvió a irse sin puntos, pero esta vez no fue sólo el coche lo que le encendió la mecha.

La carrera fue la misma película repetida para Alpine: Pierre Gasly 13º, Colapinto 15º y cero opciones reales de pelear por nada. El A525 es el último coche de la parrilla. Franco salvó una buena salida, aprovechó el caos de la primera curva y se colocó delante de media jungla… pero Alex Albon le tocó por detrás en esa misma salida y le dañó el monoplaza, partiéndole parte del difusor. Desde ahí, su carrera fue un ejercicio de supervivencia: sobreviraje constante, sin apoyo atrás y sin ritmo.

“No tenía agarre durante toda la carrera, mi difusor estaba completamente roto”, lamentó después. “Iba muy, muy mal”, remataba, en un resumen perfecto de lo que está siendo su final de temporada.

Pero lo que realmente lo desquició no fue el coche

El estallido llegó en el corralito, cuando hablaba con ESPN… o mejor dicho, intentaba hablar. Porque en mitad de la entrevista estalló un festival de fuegos artificiales que dejó la escena en un meme en tiempo real. El audio es tragicómico: Colapinto intentando explicar su carrera mientras de fondo suena un bombardeo de colores digno de fin de año en Mar del Plata.

No te escucho nada, boludo“, decía, tapándose el oído. “Hay perros… los animales. Son las 10 de la noche, boludo“. El periodista le intenta seguir la broma: “Los perritos”.


Y Franco remata con la frase que ya circula por redes: “¿Se creen que es Navidad, boludo?”.

Pero el punto álgido llega cuando mira al cielo, resignado: “¿Sabés lo que vale, loco? What the fuck? El dinero que se gastan en esa pelotudez…”. Así, tal cual. Sin filtro. El argentino en estado puro, criticando el espectáculo de fuegos artificiales que duró varios minutos.

Las Vegas, otra vez en el punto de mira

Es difícil darle la razón en algunos aspectos… y a la vez imposible no dársela. Las Vegas quiere ser espectáculo y a veces lo es por las razones equivocadas. Este año volvió a haber problemas con las alcantarillas —sí, otra vez— y la carrera fue un trámite sin agarre, sin ritmo y con adelantamientos casi exclusivos en recta. Mucho neón, mucho cartel gigantesco, mucho show… y poco automovilismo.

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